Nadie te presiona a tomar cerveza para agradar a Dios.
Cuando tienes una cerveza no vas de aquí para allá obsesionado con que otros la beban también.
La cerveza no te prohíbe ingerir otras bebidas.
No se acosa a quienes critican la cerveza.
La cerveza no se le impone a menores que aún no pueden elegir por sí mismos.
Hay leyes que prohíben que las etiquetas de la cerveza mientan.
No tienes que esperar años para descubrir lo que es la cerveza.
Se sabe que sacrificar la vida por la cerveza es malo para la salud.
No se te coacciona con que serás un infeliz en esta vida y en la eterna si abandonas la cerveza.
Si has consagrado tu existencia a la cerveza, hay instituciones públicas y privadas que te ayudan a vencer la adicción.
sábado, 5 de diciembre de 2009
miércoles, 2 de diciembre de 2009
Mensaje de Amor <<
¿El día más bello? Hoy
¿La cosa más fácil? Equivocarse
¿El obstáculo más grande? El miedo
¿El error mayor? Abandonarse
¿La raíz de todos los males? El egoísmo
¿La distracción más bella? El trabajo
¿La peor derrota? El desaliento
¿Los mejores profesores? Los niños
¿La primera necesidad? Comunicarse
¿Lo que nos hace más felices? Ser útiles a los demás
¿El misterio más grande? La muerte
¿El peor defecto? El mal humor
¿La persona más peligrosa? La mentirosa
¿El sentimiento más ruin? El rencor
¿El regalo más bello? El perdón
¿Lo más imprescindible? El hogar
¿La ruta más rápida? El camino correcto
¿La sensación más grata? La paz interior
¿El resguardo más eficaz? La sonrisa
¿El mejor remedio? El optimismo
¿La mayor satisfacción? El deber cumplido
¿La fuerza más potente? La fe
¿Las personas más necesarias? Los padres
¿La cosa más bella de todas? EL AMOR
¿La cosa más fácil? Equivocarse
¿El obstáculo más grande? El miedo
¿El error mayor? Abandonarse
¿La raíz de todos los males? El egoísmo
¿La distracción más bella? El trabajo
¿La peor derrota? El desaliento
¿Los mejores profesores? Los niños
¿La primera necesidad? Comunicarse
¿Lo que nos hace más felices? Ser útiles a los demás
¿El misterio más grande? La muerte
¿El peor defecto? El mal humor
¿La persona más peligrosa? La mentirosa
¿El sentimiento más ruin? El rencor
¿El regalo más bello? El perdón
¿Lo más imprescindible? El hogar
¿La ruta más rápida? El camino correcto
¿La sensación más grata? La paz interior
¿El resguardo más eficaz? La sonrisa
¿El mejor remedio? El optimismo
¿La mayor satisfacción? El deber cumplido
¿La fuerza más potente? La fe
¿Las personas más necesarias? Los padres
¿La cosa más bella de todas? EL AMOR
Un Angel Y Un Amigo
Un ángel no nos escoge, Dios nos lo asigna.
Un amigo nos toma de la mano y nos acerca a Dios.
Un ángel tiene la obligación de cuidarnos.
Un amigo nos cuida por amor.
Un ángel te ayuda evitando que tengas problemas.
Un amigo te ayuda a resolverlos.
Un ángel te ve sufrir, sin poderte abrazar.
Un amigo te abraza, porque no quiere verte sufrir.
Un ángel te ve sonreír y observa tus alegrías.
Un amigo te hace sonreír y te hace parte de sus alegrías.
Un ángel sabe cuando necesitas que alguien te escuche.
Un amigo te escucha, sin decirle que lo necesitas.
Un ángel, en realidad es parte de tus sueños.
Un amigo, comparte y lucha por que tus sueños,
sean una realidad.
Un ángel siempre esta contigo ahí, sabe extrañarnos.
Un amigo, cuando no esta contigo, no solo te extraña,
también piensa en ti.
Un ángel vela tu sueño.
Un amigo sueña contigo.
Un ángel aplaude tus triunfos.
Un amigo te ayuda para que triunfes.
Un ángel se preocupa cuando estas mal.
Un amigo se desvive porque estés bien.
Un ángel recibe una oración tuya.
Un amigo hace una oración por tí.
Un ángel te ayuda a sobrevivir.
Un amigo vive por ti.
Para un ángel, eres una hermosa misión que cumplir.
Para un amigo, eres un tesoro que defender.
Un ángel, es algo celestial.
Un amigo es la oportunidad de conocer lo más
hermoso que hay en la vida,"el amor y la amistad".
Un ángel quiere ser tu amigo.
Un amigo, sin proponérselo, también es tu Angel.
Un amigo nos toma de la mano y nos acerca a Dios.
Un ángel tiene la obligación de cuidarnos.
Un amigo nos cuida por amor.
Un ángel te ayuda evitando que tengas problemas.
Un amigo te ayuda a resolverlos.
Un ángel te ve sufrir, sin poderte abrazar.
Un amigo te abraza, porque no quiere verte sufrir.
Un ángel te ve sonreír y observa tus alegrías.
Un amigo te hace sonreír y te hace parte de sus alegrías.
Un ángel sabe cuando necesitas que alguien te escuche.
Un amigo te escucha, sin decirle que lo necesitas.
Un ángel, en realidad es parte de tus sueños.
Un amigo, comparte y lucha por que tus sueños,
sean una realidad.
Un ángel siempre esta contigo ahí, sabe extrañarnos.
Un amigo, cuando no esta contigo, no solo te extraña,
también piensa en ti.
Un ángel vela tu sueño.
Un amigo sueña contigo.
Un ángel aplaude tus triunfos.
Un amigo te ayuda para que triunfes.
Un ángel se preocupa cuando estas mal.
Un amigo se desvive porque estés bien.
Un ángel recibe una oración tuya.
Un amigo hace una oración por tí.
Un ángel te ayuda a sobrevivir.
Un amigo vive por ti.
Para un ángel, eres una hermosa misión que cumplir.
Para un amigo, eres un tesoro que defender.
Un ángel, es algo celestial.
Un amigo es la oportunidad de conocer lo más
hermoso que hay en la vida,"el amor y la amistad".
Un ángel quiere ser tu amigo.
Un amigo, sin proponérselo, también es tu Angel.
La verdadera riqueza
Un hombre quería mostrarle a su hijo la pobreza y lo llevó donde una familia campesina.
Al regresar le preguntó al niño: ¿Qué te pareció la pobreza?. El niño respondió: ¿De qué pobreza me hablas?. Ellos tiene cuatro perros, yo tengo uno. Nuestra piscina llega sólo hasta la mitad del jardín, en cambio ellos tienen un riachuelo que nunca termina.
Nosotros tenemos lámparas importadas, ellos tienen estrellas.
Nuestro patio llega hasta la pared del vecino, el de ellos termina en el horizonte. Ellos tienen tiempo para sentarse a conversar, en cambio tú y mamá tienen que trabajar todo el tiempo, y casi nunca los veo.
El niño finalmente añadió: Gracias papá por mostrarme la verdadera riqueza.
Al regresar le preguntó al niño: ¿Qué te pareció la pobreza?. El niño respondió: ¿De qué pobreza me hablas?. Ellos tiene cuatro perros, yo tengo uno. Nuestra piscina llega sólo hasta la mitad del jardín, en cambio ellos tienen un riachuelo que nunca termina.
Nosotros tenemos lámparas importadas, ellos tienen estrellas.
Nuestro patio llega hasta la pared del vecino, el de ellos termina en el horizonte. Ellos tienen tiempo para sentarse a conversar, en cambio tú y mamá tienen que trabajar todo el tiempo, y casi nunca los veo.
El niño finalmente añadió: Gracias papá por mostrarme la verdadera riqueza.
sábado, 28 de noviembre de 2009
¿ Que Es El Amor ?
En una de las salas de un colegio habían varios niños. Uno de ellos preguntó:
Maestra... ¿qué es el amor?
La maestra sintió que la criatura merecía una respuesta que estuviese a la altura de la pregunta inteligente que había formulado. Como ya estaban en hora de recreo, pidió a sus alumnos que dieran una vuelta por el patio de la escuela y trajesen lo que más despertase en ellos el sentimiento del amor.
Los chicos salieron apresurados y, cuando volvieron, la maestra les dijo:
Quiero que cada uno muestre lo que trajo consigo.
El primer alumno respondió: Yo traje esta flor, ¿no es linda?
Cuando llegó su turno, el segundo alumno dijo: Yo traje esta mariposa. Vea el colorido de sus alas; la voy a colocar en mi colección.
El tercer alumno completó: Yo traje este pichón de pajarito que se cayó del nido, hermano: ¿no es gracioso?
Y así los chicos, uno a uno, fueron colocando lo que habían recogido en el patio.
Terminada la exposición, la maestra notó que una de las niñas no había traído nada y que había permanecido quieta durante todo el tiempo. Se sentía avergonzada porque no había traído nada.
La maestra se dirigió a ella y le preguntó:
Muy bien: ¿y tú? ¿no has encontrado nada?
La criatura, tímidamente, respondió: Disculpe, maestra. Vi la flor y sentí su perfume; pensé en arrancarla pero preferí dejarla para que exhalase su aroma por más tiempo. Vi también la mariposa, suave, colorida, pero parecía tan feliz que no tuve el coraje de aprisionarla. Vi también el pichoncito caído entre las hojas, pero... al subir al árbol, noté la mirada triste de su madre y preferí devolverlo al nido.
Por lo tanto, maestra, traigo conmigo el perfume de la flor, la sensación de libertad de la mariposa y la gratitud que observé en los ojos de la madre del pajarito. ¿Cómo puedo mostrar lo que traje?
La maestra agradeció a la alumna y le dio la nota máxima, considerando que había sido la única que logró percibir que sólo podemos traer el amor en el corazón.
Sabes, esto me lo envió quien me enseñó, que el amor no es Tomar, Arrancar, Capturar, Forzar, Ganar o Perder.
Amar es llevar en el alma, es Recordar, es Disfrutar, Amar es ser LIBRE Y DEJAR LIBRE.
Maestra... ¿qué es el amor?
La maestra sintió que la criatura merecía una respuesta que estuviese a la altura de la pregunta inteligente que había formulado. Como ya estaban en hora de recreo, pidió a sus alumnos que dieran una vuelta por el patio de la escuela y trajesen lo que más despertase en ellos el sentimiento del amor.
Los chicos salieron apresurados y, cuando volvieron, la maestra les dijo:
Quiero que cada uno muestre lo que trajo consigo.
El primer alumno respondió: Yo traje esta flor, ¿no es linda?
Cuando llegó su turno, el segundo alumno dijo: Yo traje esta mariposa. Vea el colorido de sus alas; la voy a colocar en mi colección.
El tercer alumno completó: Yo traje este pichón de pajarito que se cayó del nido, hermano: ¿no es gracioso?
Y así los chicos, uno a uno, fueron colocando lo que habían recogido en el patio.
Terminada la exposición, la maestra notó que una de las niñas no había traído nada y que había permanecido quieta durante todo el tiempo. Se sentía avergonzada porque no había traído nada.
La maestra se dirigió a ella y le preguntó:
Muy bien: ¿y tú? ¿no has encontrado nada?
La criatura, tímidamente, respondió: Disculpe, maestra. Vi la flor y sentí su perfume; pensé en arrancarla pero preferí dejarla para que exhalase su aroma por más tiempo. Vi también la mariposa, suave, colorida, pero parecía tan feliz que no tuve el coraje de aprisionarla. Vi también el pichoncito caído entre las hojas, pero... al subir al árbol, noté la mirada triste de su madre y preferí devolverlo al nido.
Por lo tanto, maestra, traigo conmigo el perfume de la flor, la sensación de libertad de la mariposa y la gratitud que observé en los ojos de la madre del pajarito. ¿Cómo puedo mostrar lo que traje?
La maestra agradeció a la alumna y le dio la nota máxima, considerando que había sido la única que logró percibir que sólo podemos traer el amor en el corazón.
Sabes, esto me lo envió quien me enseñó, que el amor no es Tomar, Arrancar, Capturar, Forzar, Ganar o Perder.
Amar es llevar en el alma, es Recordar, es Disfrutar, Amar es ser LIBRE Y DEJAR LIBRE.
miércoles, 25 de noviembre de 2009
Las Huellas
Una noche en sueños vi que con el Señor caminaba
junto a la orilla del mar bajo hermosa luna plateada.
Soñé que en los cielos veía toda mi vida representada
en celestiales escenas que en silencio contemplaba.
Dos pares de firmes huellas en la arena iban quedando,
mientras con el Señor íbamos cual amigos conversando.
Miré atento hacia atrás esas huellas reflejadas en el suelo,
pero algo extraño observé y me invadió gran desconsuelo.
Observé que algunas veces al reparar en las huellas,
en vez de ver los dos pares veía solo un par de ellas.
Observaba también yo que aquel solo par de huellas,
se advertían mayormente en mis noches sin estrellas
en los días de mi vida llenos de angustias y tristeza,
cuando el alma necesita más del consuelo y fortaleza.
- Pregunté triste al Señor:
¿Señor, tu no has prometido que en horas de aflicción
siempre a mi lado estarías dando muestras de tu amor?
Pero noto con tristeza que en medio de mis querellas,
cuando más aflige el dolor solo veo un par de huellas.
¿Dónde están las otras dos que indican tu compañía,
cuando las tempestades sin piedad azotan la vida mía?
- Y el Señor me contestó con ternura y compasión:
Escucha bien hijo mío, comprendo tu confusión,
Siempre te amé y te amaré y en tus horas de dolor
siempre a tu lado permanezco para mostrarte mi amor.
Mas si en ocasiones ves solo dos huellas al caminar
y no puedes ver las otras dos que se deberían reflejar,
es que en tu hora afligida cuando flaquean tus pasos,
no hay huellas de tus pisadas porque te llevo en mis brazos.
junto a la orilla del mar bajo hermosa luna plateada.
Soñé que en los cielos veía toda mi vida representada
en celestiales escenas que en silencio contemplaba.
Dos pares de firmes huellas en la arena iban quedando,
mientras con el Señor íbamos cual amigos conversando.
Miré atento hacia atrás esas huellas reflejadas en el suelo,
pero algo extraño observé y me invadió gran desconsuelo.
Observé que algunas veces al reparar en las huellas,
en vez de ver los dos pares veía solo un par de ellas.
Observaba también yo que aquel solo par de huellas,
se advertían mayormente en mis noches sin estrellas
en los días de mi vida llenos de angustias y tristeza,
cuando el alma necesita más del consuelo y fortaleza.
- Pregunté triste al Señor:
¿Señor, tu no has prometido que en horas de aflicción
siempre a mi lado estarías dando muestras de tu amor?
Pero noto con tristeza que en medio de mis querellas,
cuando más aflige el dolor solo veo un par de huellas.
¿Dónde están las otras dos que indican tu compañía,
cuando las tempestades sin piedad azotan la vida mía?
- Y el Señor me contestó con ternura y compasión:
Escucha bien hijo mío, comprendo tu confusión,
Siempre te amé y te amaré y en tus horas de dolor
siempre a tu lado permanezco para mostrarte mi amor.
Mas si en ocasiones ves solo dos huellas al caminar
y no puedes ver las otras dos que se deberían reflejar,
es que en tu hora afligida cuando flaquean tus pasos,
no hay huellas de tus pisadas porque te llevo en mis brazos.
domingo, 22 de noviembre de 2009
El Amor
Duele amar a alguien y no ser correspondidos,
pero lo que es más doloroso es amar a alguien
y nunca encontrar el valor para decirle a esa
persona lo que sientes.
Tal vez Dios quiere que nosotros conozcamos a
unas cuantas personas equivocadas antes de
conocer a la persona correcta, para que al fin
cuando la conozcamos, sepamos ser
agradecidos por ese maravilloso regalo.
Una de las cosas más triste de la vida es
cuando conoces a alguien que significa todo
y solo para darte cuenta que al final no era
para ti y lo tienes que dejar ir.
Cuando la puerta de la felicidad se cierra, otra
puerta se abre, pero algunas veces miramos
tanto tiempo a aquella puerta que se cerro,
que no vemos la que se ha abierto frente a
nosotros.
Es cierto que no sabemos lo que tenemos hasta
que lo perdemos, pero también es cierto que no
sabemos lo que nos hemos estado perdiendo
hasta que lo encontramos.
Darle a alguien todo tu amor nunca es un seguro
de que te amaran de regreso, pero no esperes que
te amen de regreso; solo espera que el amor
crezca en el corazón de la otra persona, pero si
no crece sé feliz por que creció en el tuyo.
Hay cosas que te encantaría oír que nunca
escucharas de la persona que te gustaría que te
las dijera, pero no seas tan sorda(o) para no oírlas
de aquella que las dice desde su corazón.
Nunca digas adiós si todavía quieres tratar,
Nunca te des por vencida(o) si sientes que
puedes seguir luchando, Nunca le digas a
una persona que ya no la amas si no puedes
dejarla ir.
El amor llega a aquel que espera, aunque lo
hallan decepcionado, a aquel que aun cree,
aunque haya sido traicionado.
A aquel que todavía necesite amar, aunque antes
haya sido lastimado, y a aquel que tiene el coraje
y la fe para construir la confianza de nuevo.
El principio del amor es dejar que aquellos que
conocemos sean ellos mismos, y no tratarlos de
voltear con nuestra propia imagen, porque
entonces solo amaremos el reflejo de nosotros
mismos en ellos.
No vayas por el exterior, este te puede engañar,
No vayas por las riquezas, por que aun eso se pierde,
Ve por alguien que te haga sonreír, porque toma tan
solo una sonrisa para hacer que un día obscuro brille.
Espero que encuentres a aquella persona que te
haga sonreír.
Hay momentos en los que extrañas a una persona
tanto que quieres sacarlo de tus sueños y abrazarlos
con todas tus fuerzas.
Espero que sueñes con ese alguien especial,
Sueña lo que quieras soñar; Ve a donde quieras ir;
Sé lo que quieras ser; Por que tienes tan solo una
vida y una oportunidad para hacer todo lo que
quieras hacer.
Espero que tengas
Suficiente felicidad para hacerte dulce,
Suficientes pruebas para hacerte fuerte,
Suficiente dolor para mantenerte humana(o),
Suficiente esperanza para ser feliz
y suficiente dinero para comprar regalos.
Las personas más felices no siempre tienen lo
mejor de todo; solo sacan lo mejor de todo lo
que encuentran en su camino.
La felicidad espera por
aquellos que lloran,
aquellos que han sido lastimados,
aquellos que buscan,
aquellos que tratan.
Por que solo ellos pueden apreciar la importancia
de las personas que han tocado sus vidas.
El amor comienza con una sonrisa, crece con un
beso y muere con una lágrima.
La brillantez del futuro siempre será basado en
un pasado olvidado.
No puedes ir feliz por la vida hasta que dejes ir
tus fracasos pasados y los dolores de tu corazón.
Cuando naciste, tu llorabas y todos alrededor
sonreían, vive tu vida de forma que cuando
mueras tu sonrías y todos alrededor lloren.
pero lo que es más doloroso es amar a alguien
y nunca encontrar el valor para decirle a esa
persona lo que sientes.
Tal vez Dios quiere que nosotros conozcamos a
unas cuantas personas equivocadas antes de
conocer a la persona correcta, para que al fin
cuando la conozcamos, sepamos ser
agradecidos por ese maravilloso regalo.
Una de las cosas más triste de la vida es
cuando conoces a alguien que significa todo
y solo para darte cuenta que al final no era
para ti y lo tienes que dejar ir.
Cuando la puerta de la felicidad se cierra, otra
puerta se abre, pero algunas veces miramos
tanto tiempo a aquella puerta que se cerro,
que no vemos la que se ha abierto frente a
nosotros.
Es cierto que no sabemos lo que tenemos hasta
que lo perdemos, pero también es cierto que no
sabemos lo que nos hemos estado perdiendo
hasta que lo encontramos.
Darle a alguien todo tu amor nunca es un seguro
de que te amaran de regreso, pero no esperes que
te amen de regreso; solo espera que el amor
crezca en el corazón de la otra persona, pero si
no crece sé feliz por que creció en el tuyo.
Hay cosas que te encantaría oír que nunca
escucharas de la persona que te gustaría que te
las dijera, pero no seas tan sorda(o) para no oírlas
de aquella que las dice desde su corazón.
Nunca digas adiós si todavía quieres tratar,
Nunca te des por vencida(o) si sientes que
puedes seguir luchando, Nunca le digas a
una persona que ya no la amas si no puedes
dejarla ir.
El amor llega a aquel que espera, aunque lo
hallan decepcionado, a aquel que aun cree,
aunque haya sido traicionado.
A aquel que todavía necesite amar, aunque antes
haya sido lastimado, y a aquel que tiene el coraje
y la fe para construir la confianza de nuevo.
El principio del amor es dejar que aquellos que
conocemos sean ellos mismos, y no tratarlos de
voltear con nuestra propia imagen, porque
entonces solo amaremos el reflejo de nosotros
mismos en ellos.
No vayas por el exterior, este te puede engañar,
No vayas por las riquezas, por que aun eso se pierde,
Ve por alguien que te haga sonreír, porque toma tan
solo una sonrisa para hacer que un día obscuro brille.
Espero que encuentres a aquella persona que te
haga sonreír.
Hay momentos en los que extrañas a una persona
tanto que quieres sacarlo de tus sueños y abrazarlos
con todas tus fuerzas.
Espero que sueñes con ese alguien especial,
Sueña lo que quieras soñar; Ve a donde quieras ir;
Sé lo que quieras ser; Por que tienes tan solo una
vida y una oportunidad para hacer todo lo que
quieras hacer.
Espero que tengas
Suficiente felicidad para hacerte dulce,
Suficientes pruebas para hacerte fuerte,
Suficiente dolor para mantenerte humana(o),
Suficiente esperanza para ser feliz
y suficiente dinero para comprar regalos.
Las personas más felices no siempre tienen lo
mejor de todo; solo sacan lo mejor de todo lo
que encuentran en su camino.
La felicidad espera por
aquellos que lloran,
aquellos que han sido lastimados,
aquellos que buscan,
aquellos que tratan.
Por que solo ellos pueden apreciar la importancia
de las personas que han tocado sus vidas.
El amor comienza con una sonrisa, crece con un
beso y muere con una lágrima.
La brillantez del futuro siempre será basado en
un pasado olvidado.
No puedes ir feliz por la vida hasta que dejes ir
tus fracasos pasados y los dolores de tu corazón.
Cuando naciste, tu llorabas y todos alrededor
sonreían, vive tu vida de forma que cuando
mueras tu sonrías y todos alrededor lloren.
Cielo o Infierno
Según cuenta un antiguo relato japonés, un belicoso Samurai desafió en una ocasión a un maestro en artes marciales a que le explicara el concepto de cielo e infierno. Pero el monje respondió con desdén:
"No eres más que un patán. ¡No puedo perder el tiempo con individuos como tú!".
Herido en lo más profundo de su ser, el Samurai se dejó llevar por la ira, desenvainó su espada y gritó:
"Podría matarte por tu impertinencia".
Eso, repuso el monje con calma, "es el infierno".
Desconcertado al percibir la verdad en lo que el maestro le señalaba con respecto a la furia que lo dominaba, el Samurai se serenó, envainó la espada y se inclinó, agradeciendo al monje la lección.
Y eso, añadió el monje, "es el cielo".
"La paz interior se halla cuando el que la busca deja de hacerlo, no por haberla encontrado, sino por descubrir que siempre estuvo con él y no fuera de él".
"No eres más que un patán. ¡No puedo perder el tiempo con individuos como tú!".
Herido en lo más profundo de su ser, el Samurai se dejó llevar por la ira, desenvainó su espada y gritó:
"Podría matarte por tu impertinencia".
Eso, repuso el monje con calma, "es el infierno".
Desconcertado al percibir la verdad en lo que el maestro le señalaba con respecto a la furia que lo dominaba, el Samurai se serenó, envainó la espada y se inclinó, agradeciendo al monje la lección.
Y eso, añadió el monje, "es el cielo".
"La paz interior se halla cuando el que la busca deja de hacerlo, no por haberla encontrado, sino por descubrir que siempre estuvo con él y no fuera de él".
El Valor de un Amigo <<
Mi amigo no volvió del campo de batalla, señor, solicito permiso para ir a buscarlo, dijo un soldado a su teniente.
Permiso denegado, replicó su oficial. No quiero que arriesgue su vida por un hombre que probablemente esté muerto.
El soldado, ignorando la prohibición, salió, y una hora más tarde regresó, mortalmente herido, transportando el cadáver de su amigo.
El oficial estaba furioso:
Le dije que él estaba muerto!!! Ahora perdí dos hombres!
Dígame: Valió la pena traer un cadáver?
Y el soldado, moribundo, respondió:
Claro que sí, señor. Cuando lo encontré, el aún estaba vivo y pudo decirme:
¡Estaba seguro que vendrías!
AMIGO ES AQUEL QUE LLEGA CUANDO TODO EL MUNDO YA SE HA IDO.
Permiso denegado, replicó su oficial. No quiero que arriesgue su vida por un hombre que probablemente esté muerto.
El soldado, ignorando la prohibición, salió, y una hora más tarde regresó, mortalmente herido, transportando el cadáver de su amigo.
El oficial estaba furioso:
Le dije que él estaba muerto!!! Ahora perdí dos hombres!
Dígame: Valió la pena traer un cadáver?
Y el soldado, moribundo, respondió:
Claro que sí, señor. Cuando lo encontré, el aún estaba vivo y pudo decirme:
¡Estaba seguro que vendrías!
AMIGO ES AQUEL QUE LLEGA CUANDO TODO EL MUNDO YA SE HA IDO.
La Isla de los Sentimientos
Erase una vez una isla donde habitaban todos los sentimientos:
la Alegría, la Tristeza y muchos más, incluyendo el Amor.
Un día, se les fue avisando a los moradores, que la isla se iba a hundir.
Todos los sentimientos se apresuraron a salir de la isla, se metieron en sus barcos y se preparaban a partir, pero el Amor se quedó, porque se quería quedar un rato más con la isla que tanto amaba, antes de que se hundiese.
Cuando por fin, estaba ya casi ahogado, el Amor comenzó a pedir ayuda.
En eso venía la Riqueza y el amor dijo: ¡Riqueza, llévame contigo!
No puedo, hay mucho oro y plata en mi barco, no tengo espacio para ti, dijo la riqueza.
El Amor le pidió ayuda a la Vanidad, que también venía pasando: ¡Vanidad, por favor ayúdame!
No te puedo ayudar, Amor, tú estás todo mojado y vas a arruinar mi barco nuevo.
Entonces, el Amor le pidió ayuda a la Tristeza: Tristeza, me dejas ir contigo?
Ay Amor, estoy tan triste que prefiero ir sola.
También pasó la Alegría, pero ella estaba tan alegre que ni oyó al Amor llamar.
Desesperado, el Amor comenzó a llorar, ahí fue cuando una voz le llamó: Ven, Amor, yo te llevo. Era un viejito, y el Amor estaba tan feliz que se le olvidó preguntarle su nombre.
Al llegar a tierra firme, le preguntó a la Sabiduría: Sabiduría, ¿quién es el viejito que me trajo aquí?
La Sabiduría respondió: Es el Tiempo.
¿El Tiempo? Pero, ¿por qué sólo el Tiempo me quiso traer?
La Sabiduría respondió: Porque sólo el Tiempo es capaz de ayudar y entender al Amor.
la Alegría, la Tristeza y muchos más, incluyendo el Amor.
Un día, se les fue avisando a los moradores, que la isla se iba a hundir.
Todos los sentimientos se apresuraron a salir de la isla, se metieron en sus barcos y se preparaban a partir, pero el Amor se quedó, porque se quería quedar un rato más con la isla que tanto amaba, antes de que se hundiese.
Cuando por fin, estaba ya casi ahogado, el Amor comenzó a pedir ayuda.
En eso venía la Riqueza y el amor dijo: ¡Riqueza, llévame contigo!
No puedo, hay mucho oro y plata en mi barco, no tengo espacio para ti, dijo la riqueza.
El Amor le pidió ayuda a la Vanidad, que también venía pasando: ¡Vanidad, por favor ayúdame!
No te puedo ayudar, Amor, tú estás todo mojado y vas a arruinar mi barco nuevo.
Entonces, el Amor le pidió ayuda a la Tristeza: Tristeza, me dejas ir contigo?
Ay Amor, estoy tan triste que prefiero ir sola.
También pasó la Alegría, pero ella estaba tan alegre que ni oyó al Amor llamar.
Desesperado, el Amor comenzó a llorar, ahí fue cuando una voz le llamó: Ven, Amor, yo te llevo. Era un viejito, y el Amor estaba tan feliz que se le olvidó preguntarle su nombre.
Al llegar a tierra firme, le preguntó a la Sabiduría: Sabiduría, ¿quién es el viejito que me trajo aquí?
La Sabiduría respondió: Es el Tiempo.
¿El Tiempo? Pero, ¿por qué sólo el Tiempo me quiso traer?
La Sabiduría respondió: Porque sólo el Tiempo es capaz de ayudar y entender al Amor.
domingo, 1 de noviembre de 2009
ELLOS
ELLOS
Jéssica
Eran ellos. Durante 16 años había oído las leyendas (“historias de viejos”, como las llamaba mi tío) de mi abuela y ahora los tenía delante, con sus ojos huecos y fríos (helaban la sangre y todo lo que se les pusiera delante, joder, ¡incluso volcanes!). Ellos eran así, tan distantes y severos. Durante tantas y tantas noches, sentado al lado de la cocina de hierro que nos calentaba en las noches de invierno, oía las historias de mi abuela como si fueran cuentos de hadas, cosas que nadie cree. Porque son eso: historias de viejos.
Jéssica
Eran ellos. Durante 16 años había oído las leyendas (“historias de viejos”, como las llamaba mi tío) de mi abuela y ahora los tenía delante, con sus ojos huecos y fríos (helaban la sangre y todo lo que se les pusiera delante, joder, ¡incluso volcanes!). Ellos eran así, tan distantes y severos. Durante tantas y tantas noches, sentado al lado de la cocina de hierro que nos calentaba en las noches de invierno, oía las historias de mi abuela como si fueran cuentos de hadas, cosas que nadie cree. Porque son eso: historias de viejos.
De repente tuve mucho frío, noté cómo se partían mis labios y se congelaba mi piel (hasta pude notarla más blanca) y la niebla me arrebató toda la vista que tenía hasta entonces. Ya no los veía, ya no contemplaba sus miradas huecas. Pero sabía que eran ellos y que estaban ahí, esperando. ¿Esperando? Sí, quizá... Esperando al momento oportuno, al instante en que pudieran hechizarme para siempre. De pronto me sentí estúpido por no haber creído en lo que decía mi abuela.
Escuché un susurro, apenas audible, algo que se metió en mis oídos con mucha suavidad. Una sensación horrible y seca recorrió cada parte de mi cuerpo y de mi alma. Tenía miedo, miedo de verdad, MIEDO con mayúsculas. Logré acostumbrar mis ojos a la niebla e intenté moverme para buscar sus ojos, pero ellos sólo esperaban, pacientes, sigilosos, en silencio.
“Tienen cavernas, no ojos. ¡Tienen auténticas cavernas con bichos dentro!”, resonaban en mi cabeza las palabras de la abuela, claras y temerosas, llenas de realismo. Pero yo ya no veía sus ojos, era como si ya no los tuvieran, como si los hubieran escondido. “Cuando te miran con esos ojos, cuenta la gente que pasa una ráfaga de niebla, salida de la nada, y empiezas a tener frío, un frío que cala los huesos y te paraliza todo el cuerpo”.
También podía escuchar cómo bromeaba mi padre acerca de las palabras increíbles de mi abuela, llamándola inocente y diciendo que esas cosas eran las que se contaban en los bares a altas horas de la noche y con bastante alcohol en el cuerpo. Sí, eran historias de viejos. Yo era un niño, un inocente niño que escuchaba atento las cosas que decía la abuela. Hacía años que había dejado de creerla, porque los adolescentes no creen en esas cosas, son cosas de viejos locos, de viejos borrachos.
Por fin se fue la niebla y pude volver a verlos, allí parados, sin ojos (o por lo menos es lo que me parecía), sonriendo. Eran sonrisas de terror, de auténtico terror. Me recordaban al payaso It (¡cómo grité yo con esa película cuando tenía doce años!), pero sin maquillaje y sin peluca. Parecían fantasmas, su piel transparentaba en la oscuridad y no estaba seguro de que tuvieran huesos. Eran ellos, ¿pero qué eran?. “Nadie sabe lo que son, ni de donde salen, pero mucha gente los ha visto, no miento”, fueron las últimas palabras de la abuela. “No mientes, abuela, ya lo sé.
Joder, ¡claro que no mientes, si los tengo delante de mis narices!”. Había algo que ella no me había contado, algo que quizá no sabía: la sangre. Tenían sangre. Sangre roja y vibrante que brotaba de sus labios, como por arte de magia. No tenían llagas ni heridas en la boca, pero aquello era sangre, estaba viva y brillaba a la luz de la Luna. Uno de ellos se pasó la lengua por los labios y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, de arriba abajo, sacudiéndome por completo. Vi su cara cuando la lengua volvió dentro de la boca y supe que la estaba saboreando, lenta y suavemente. Saboreaba la sangre y le salía mucha más por las comisuras de la boca.
El reloj de la Catedral dio las doce, como en las películas de miedo. Intenté correr, escapar, olvidar todo aquello y olvidarles a ellos, pero no sirvió de nada. Era demasiado tarde. Intenté gritar, suplicarles, “Sólo soy un chico de 16 años, dejadme en paz”, pero las palabras se paralizaron antes de que llegara a pronunciarlas. Después hubo un momento de vacío, en el que no noté nada; ni dolor, ni miedo, ni frío.
El mundo dio un vuelco y se volvió gris y negro, árido y triste. Ibamos en grupo y salíamos una vez al año, con nuestros ojos huecos y fríos. Éramos invisibles para casi todo el mundo. Pero cuando alguien nos veía, recordaba aquella vez en que me di cuenta de que eran ellos.
Encontré este horrible testimonio enterrado entre los libros viejos de la casa, pero no tenía fecha ni firma. Me había criado sin saber apenas nada sobre las leyendas que rondaban en torno a cosas como esta, y quise averiguar de qué se trataba. Los únicos que lo sabían eran las personas mayores, aquellos a los que muchas veces la gente de hoy olvida en asilos o en pueblos aislados con sus “historias de viejos”. Me contaron cosas espeluznantes, y poco a poco fui descubriendo quiénes eran “ellos”.
En la actualidad la mayoría de los gallegos ha oído hablar alguna vez de la “Santa Compaña”. Son almas que salen una vez al año, en Semana Santa, con el traje típico (el sombrero de cuerno ese tan grande, ja ja ja)y son invisibles para los demás. Pero los que logran verlos están condenados a vagar con ellos portando la cruz, como una especie de castigo (o de juramento, como se le quiera llamar). Visto así suena frío y poco creíble, pero yo llegué a creerme lo que decía este chico. No sé si te lo creerás tú, te lo mando con todas mis esperanzas. Un abrazo de tu periodista madrileña favorita. Rita.
Escuché un susurro, apenas audible, algo que se metió en mis oídos con mucha suavidad. Una sensación horrible y seca recorrió cada parte de mi cuerpo y de mi alma. Tenía miedo, miedo de verdad, MIEDO con mayúsculas. Logré acostumbrar mis ojos a la niebla e intenté moverme para buscar sus ojos, pero ellos sólo esperaban, pacientes, sigilosos, en silencio.
“Tienen cavernas, no ojos. ¡Tienen auténticas cavernas con bichos dentro!”, resonaban en mi cabeza las palabras de la abuela, claras y temerosas, llenas de realismo. Pero yo ya no veía sus ojos, era como si ya no los tuvieran, como si los hubieran escondido. “Cuando te miran con esos ojos, cuenta la gente que pasa una ráfaga de niebla, salida de la nada, y empiezas a tener frío, un frío que cala los huesos y te paraliza todo el cuerpo”.
También podía escuchar cómo bromeaba mi padre acerca de las palabras increíbles de mi abuela, llamándola inocente y diciendo que esas cosas eran las que se contaban en los bares a altas horas de la noche y con bastante alcohol en el cuerpo. Sí, eran historias de viejos. Yo era un niño, un inocente niño que escuchaba atento las cosas que decía la abuela. Hacía años que había dejado de creerla, porque los adolescentes no creen en esas cosas, son cosas de viejos locos, de viejos borrachos.
Por fin se fue la niebla y pude volver a verlos, allí parados, sin ojos (o por lo menos es lo que me parecía), sonriendo. Eran sonrisas de terror, de auténtico terror. Me recordaban al payaso It (¡cómo grité yo con esa película cuando tenía doce años!), pero sin maquillaje y sin peluca. Parecían fantasmas, su piel transparentaba en la oscuridad y no estaba seguro de que tuvieran huesos. Eran ellos, ¿pero qué eran?. “Nadie sabe lo que son, ni de donde salen, pero mucha gente los ha visto, no miento”, fueron las últimas palabras de la abuela. “No mientes, abuela, ya lo sé.
Joder, ¡claro que no mientes, si los tengo delante de mis narices!”. Había algo que ella no me había contado, algo que quizá no sabía: la sangre. Tenían sangre. Sangre roja y vibrante que brotaba de sus labios, como por arte de magia. No tenían llagas ni heridas en la boca, pero aquello era sangre, estaba viva y brillaba a la luz de la Luna. Uno de ellos se pasó la lengua por los labios y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, de arriba abajo, sacudiéndome por completo. Vi su cara cuando la lengua volvió dentro de la boca y supe que la estaba saboreando, lenta y suavemente. Saboreaba la sangre y le salía mucha más por las comisuras de la boca.
El reloj de la Catedral dio las doce, como en las películas de miedo. Intenté correr, escapar, olvidar todo aquello y olvidarles a ellos, pero no sirvió de nada. Era demasiado tarde. Intenté gritar, suplicarles, “Sólo soy un chico de 16 años, dejadme en paz”, pero las palabras se paralizaron antes de que llegara a pronunciarlas. Después hubo un momento de vacío, en el que no noté nada; ni dolor, ni miedo, ni frío.
El mundo dio un vuelco y se volvió gris y negro, árido y triste. Ibamos en grupo y salíamos una vez al año, con nuestros ojos huecos y fríos. Éramos invisibles para casi todo el mundo. Pero cuando alguien nos veía, recordaba aquella vez en que me di cuenta de que eran ellos.
Encontré este horrible testimonio enterrado entre los libros viejos de la casa, pero no tenía fecha ni firma. Me había criado sin saber apenas nada sobre las leyendas que rondaban en torno a cosas como esta, y quise averiguar de qué se trataba. Los únicos que lo sabían eran las personas mayores, aquellos a los que muchas veces la gente de hoy olvida en asilos o en pueblos aislados con sus “historias de viejos”. Me contaron cosas espeluznantes, y poco a poco fui descubriendo quiénes eran “ellos”.
En la actualidad la mayoría de los gallegos ha oído hablar alguna vez de la “Santa Compaña”. Son almas que salen una vez al año, en Semana Santa, con el traje típico (el sombrero de cuerno ese tan grande, ja ja ja)y son invisibles para los demás. Pero los que logran verlos están condenados a vagar con ellos portando la cruz, como una especie de castigo (o de juramento, como se le quiera llamar). Visto así suena frío y poco creíble, pero yo llegué a creerme lo que decía este chico. No sé si te lo creerás tú, te lo mando con todas mis esperanzas. Un abrazo de tu periodista madrileña favorita. Rita.
EL TEJADO
EL TEJADO
DESDE LA PERSPECTIVA DE UN GATO
Juan Carlos Vásquez Flores
A temprana edad me trajeron aquí, un hogar de clase media, unos esposos muy arraigados a las tradiciones. Sus traviesos dos niños me halaban la cola y me bañaban con agua fría.
Me pusieron el nombre de Alfonso y me tiraron al patio con un perro que me odiaba. La comida nunca me faltó, aunque mi plato más apetecible eran las iguanas que caminaban por los árboles frutales.
Como pude crecí, entre peleas callejeras y contratiempos, con un ojo infectado producto de un ataque de uñas.
Desde el tejado veía la vida, escenas extrañas. Desde el tejado veía la vida, escenas extrañas. El hijo del dueño incursionando con alguna mujer al cuarto. La fascinación de la señora de deambular desnuda por la casa, todo ello para posarse frente al espejo y actuar como si caminase, con pericia, sobre una pasarela.
Del cuarto de Oda, su hija menor, brotaba un horrible olor que la dejaba postrada, mirando sus cuadros como perdida en el tiempo. Pero lo que de verdad era amenazante era el idiota vecino lanzándome piedras, aunque fue allí, en una huida y después de correr sobre una decena de casas que le ve. Sus pelos eran como algodones, sus ojos azules.
Después de unos maullidos nerviosos nos sentamos a ver la luna. En la mañana fuimos al parque a comer del pasto, un remedio alucinante. Aquella gata me había demostrado que el éxito tenía dos clases de apetitos, pero muy dentro de mi reconocía que su hambre era otra. Halagos, adulaciones, caricias.
No regresé a la casa en tres días, pero Pablo, el hijo de mi dueña, fue por mí. Desde luego tenía que llevar una vida ejemplar, pero no podía ser la misma que él conocía. Encerrado comencé a quejarme con maullidos insoportables, oriné toda la casa, no tuvieron más remedio que volver a soltarme.
No había ido conscientemente, pero el destino tampoco podía ir eligiendo. Ella salió alegre, pero detrás le siguió el dueño que bajándose rascó mi espalda y me ofreció comida. En un costado, de repente vi un ratón, corrí y me desplegué en esprintada veloz para capturarle, al hacerlo no lo maté de inmediato, para presumir delante de ella.
Luego ambos preferimos el bocado de su amo.
Comimos, ella estaba de excelente humor, pero al corto tiempo me provino una náusea y desmayé. Al despertar estaba frente a un veterinario en una clínica para animales, cerca, mi familia preocupada.
Fue un envenenamiento fortuito, no volví a verla por más que trataba de hacerlos entender. Nadie comprendía mi solicitud.
Cerca, a un costado, un gato negro de gran tamaño paseaba una media dentro de su jaula, rememoraba algún apareamiento. Otra escondía sus crías en unos huecos improvisados.
Me llevaron de vuelta a la casa, me dieron alimento para gatos y me destinaron una pelota de goma para que todo el día me divirtiera. Mi cuerpo era un juguete, una textura aterciopelada la cual acariciar. Sus idiotas rostros me hacían muecas e imitaban con sus voces mi ronronear, yo tenía que parecer dócil y pasar por sus piernas acariciándolos.
De noche tenía que cazar algún roedor para que el jefe de la casa dejara la amenaza de matarme. Engordé en demasía de tanto dormir en un almohadón de plumas que me regalaron el día de mi cumpleaños. Al despertar solo recordaba el tejado, mi pasión nocturna prohibida, en donde podía ver tantas cosas. Desde una hermosa gata hasta una figura paranormal.
Animas desprendidas de los padres de mis amos. La muerte cuando venía por alguien de esta calle. En toda ocasión trataba de ahuyentarla por lo que hacíamos ruidos en conjunto. Los humanos solo pensaban en salir gritando para que nos calláramos.
Al fin y al cabo tendría que esperar, algún descuido llegaría para escapar y no regresar, mientras tanto seguiría robando de la cocina algo mas sabroso que aquel alimento químico que repugnaba.
Seguiría durmiendo en sus camas durante sus ausencias, mordiendo al bebé en la distracción.
Volvería al tejado, a esas noches donde no tenía que subir la cabeza para ver al mundo. Desde el suelo nuestra perspectiva es más vulnerable. Arriba tenemos las armas de nuestros misterios y nos volvemos peligrosos.
DESDE LA PERSPECTIVA DE UN GATO
Juan Carlos Vásquez Flores
A temprana edad me trajeron aquí, un hogar de clase media, unos esposos muy arraigados a las tradiciones. Sus traviesos dos niños me halaban la cola y me bañaban con agua fría.
Me pusieron el nombre de Alfonso y me tiraron al patio con un perro que me odiaba. La comida nunca me faltó, aunque mi plato más apetecible eran las iguanas que caminaban por los árboles frutales.
Como pude crecí, entre peleas callejeras y contratiempos, con un ojo infectado producto de un ataque de uñas.
Desde el tejado veía la vida, escenas extrañas. Desde el tejado veía la vida, escenas extrañas. El hijo del dueño incursionando con alguna mujer al cuarto. La fascinación de la señora de deambular desnuda por la casa, todo ello para posarse frente al espejo y actuar como si caminase, con pericia, sobre una pasarela.
Del cuarto de Oda, su hija menor, brotaba un horrible olor que la dejaba postrada, mirando sus cuadros como perdida en el tiempo. Pero lo que de verdad era amenazante era el idiota vecino lanzándome piedras, aunque fue allí, en una huida y después de correr sobre una decena de casas que le ve. Sus pelos eran como algodones, sus ojos azules.
Después de unos maullidos nerviosos nos sentamos a ver la luna. En la mañana fuimos al parque a comer del pasto, un remedio alucinante. Aquella gata me había demostrado que el éxito tenía dos clases de apetitos, pero muy dentro de mi reconocía que su hambre era otra. Halagos, adulaciones, caricias.
No regresé a la casa en tres días, pero Pablo, el hijo de mi dueña, fue por mí. Desde luego tenía que llevar una vida ejemplar, pero no podía ser la misma que él conocía. Encerrado comencé a quejarme con maullidos insoportables, oriné toda la casa, no tuvieron más remedio que volver a soltarme.
No había ido conscientemente, pero el destino tampoco podía ir eligiendo. Ella salió alegre, pero detrás le siguió el dueño que bajándose rascó mi espalda y me ofreció comida. En un costado, de repente vi un ratón, corrí y me desplegué en esprintada veloz para capturarle, al hacerlo no lo maté de inmediato, para presumir delante de ella.
Luego ambos preferimos el bocado de su amo.
Comimos, ella estaba de excelente humor, pero al corto tiempo me provino una náusea y desmayé. Al despertar estaba frente a un veterinario en una clínica para animales, cerca, mi familia preocupada.
Fue un envenenamiento fortuito, no volví a verla por más que trataba de hacerlos entender. Nadie comprendía mi solicitud.
Cerca, a un costado, un gato negro de gran tamaño paseaba una media dentro de su jaula, rememoraba algún apareamiento. Otra escondía sus crías en unos huecos improvisados.
Me llevaron de vuelta a la casa, me dieron alimento para gatos y me destinaron una pelota de goma para que todo el día me divirtiera. Mi cuerpo era un juguete, una textura aterciopelada la cual acariciar. Sus idiotas rostros me hacían muecas e imitaban con sus voces mi ronronear, yo tenía que parecer dócil y pasar por sus piernas acariciándolos.
De noche tenía que cazar algún roedor para que el jefe de la casa dejara la amenaza de matarme. Engordé en demasía de tanto dormir en un almohadón de plumas que me regalaron el día de mi cumpleaños. Al despertar solo recordaba el tejado, mi pasión nocturna prohibida, en donde podía ver tantas cosas. Desde una hermosa gata hasta una figura paranormal.
Animas desprendidas de los padres de mis amos. La muerte cuando venía por alguien de esta calle. En toda ocasión trataba de ahuyentarla por lo que hacíamos ruidos en conjunto. Los humanos solo pensaban en salir gritando para que nos calláramos.
Al fin y al cabo tendría que esperar, algún descuido llegaría para escapar y no regresar, mientras tanto seguiría robando de la cocina algo mas sabroso que aquel alimento químico que repugnaba.
Seguiría durmiendo en sus camas durante sus ausencias, mordiendo al bebé en la distracción.
Volvería al tejado, a esas noches donde no tenía que subir la cabeza para ver al mundo. Desde el suelo nuestra perspectiva es más vulnerable. Arriba tenemos las armas de nuestros misterios y nos volvemos peligrosos.
LA BRIGADA DE CHOQUE Y EL OFICIAL DE TABLERO
LA BRIGADA DE CHOQUE Y EL OFICIAL DE TABLERO
Ángel Rened
La brigada de choque, los oficinistas, los administrativos, los comerciales, los peones, soportan, padecen y conllevan el castigo, las críticas y los sinsabores de una empresa.
El oficial de tablero tiene una mirada global, rodeado de un mundo de estadísticas y de porcentajes no prevée los errores y los lados sesgados de sus elucubraciones.
La brigada de choque carga entonces con el sudor, el estrés, las críticas, los sinsabores, el lodo y la amargura.
La brigada de choque es sostén, soporte y barrera, frente de combate diario que soporta las lagunas de esos análisis de tablero.
El oficial de tablero, en su pensamiento global, estructurado entre objetivos económicos y productividades, de análisis de mercado y marketing corporativo, se aleja de los problemas que contrae la suciedad y el fango.
Tal vez el oficial de tablero ha de ser merecedor de las medallas, pero también la brigada de choque merece que alguien enjugue sus lágrimas.
Ángel Rened
La brigada de choque, los oficinistas, los administrativos, los comerciales, los peones, soportan, padecen y conllevan el castigo, las críticas y los sinsabores de una empresa.
El oficial de tablero tiene una mirada global, rodeado de un mundo de estadísticas y de porcentajes no prevée los errores y los lados sesgados de sus elucubraciones.
La brigada de choque carga entonces con el sudor, el estrés, las críticas, los sinsabores, el lodo y la amargura.
La brigada de choque es sostén, soporte y barrera, frente de combate diario que soporta las lagunas de esos análisis de tablero.
El oficial de tablero, en su pensamiento global, estructurado entre objetivos económicos y productividades, de análisis de mercado y marketing corporativo, se aleja de los problemas que contrae la suciedad y el fango.
Tal vez el oficial de tablero ha de ser merecedor de las medallas, pero también la brigada de choque merece que alguien enjugue sus lágrimas.
domingo, 18 de octubre de 2009
SI ACASO PIENSAS EN MI...
SI ACASO PIENSAS EN MI...
Jesús Failde González
Si acaso piensas en mi, te contaré cuando al anochecer lluvioso suelta sus sombras por el río, arrastrando lento su luz hacia el ocaso,cuando lo que queda del dia es ya demasiado poco para trabajar o jugar. Te sentarás solo en el balcón que da al sur y yo me pondré a cantarte en el cuarto oscuro. El olor de las hojas mojadas entrará por la ventana en el crepusculo creciente y los vientos tormentosos clamorean en los cocoteros.
Traerás la lámpara encendida al cuarto y entonces me iré yo y tú quiza entonces escucharás la noche y oirás mi canción. La alegría me da fuerza y energía, estar siempre alegre me hace feliz. Sonrío,regalo la esencia de la vida al respirar. ¿Dónde está la realidad?, lo que vez es real o irreal y lo que no vez es irreal o real. Solo en ti está el encontrar en cada minuto lo que tú creas real o irreal y asi será cada minuto de tu vida.
Sufrimos por atender a falsas necesidades y es más fácil curar el dolor que el sufrimiento. Lloramos cuando sufrimos por necesidades básicas o la pérdida de un ser querido. ¿Muerte?, el inconsciente cree que no se muere nunca. ¿Cómo podría no ir al cielo la paloma?. ¿Cómo no dejarse acariciar por el aire?.¿Cómo impedir quedarse prendado de la luz?. Una vez iba caminando, cuando de repente un pensamiento me arrebató del camino, otro me llevó lejos y otro me trajo al sitio y entre uno y otro me di cuenta que no estaba entre ellos….
Voy arrastrando, me dejo llevar…¡es tan bonito!, soy como un niño esperando algo a la vuelta de la esquina,jugando con canicas horas y horas,sin tiempo de comida, trabajo o estudios. Soy la vida que se vive a sí misma riéndose de las normas, pájaro volando hacia el horizonte. ¿Qué espero, no sé, qué importa?....Aquí, ahora, feliz y contigo.
No entregues tu alma a la tristeza, ni te atormentes a ti mismo con tus cavilaciones. La alegría del corazón es la vida del hombre, el regocijo del varón y de la hembra, prolongación de sus días en esta tierra. Engaña tu alma y consuela tu corazón, echa lejos de ti la tristeza, perdió a muchos y no hay en ella utilidad. Envidia y malhumor los días acortan, las preocupaciones traen la vejez antes de tiempo. Un corazón radiante vive y en las comidas solo se preocupa de lo que come. (Del Eclesiástico).
Es duro ser como los otros, estar entre los otros y ser otro, sostener a los débiles sin poder apoyarse uno mismo en otro/a. Ser antes que tener, ofrecer lo que se es mejor que dar lo que se tiene. La fé, no es una adquisición, sino una llamada, no es una seguridad sino un riesgo, no es un consuelo sino una aventura. No descansamos en la fé, en ella nos exponemos.
Jesús Failde González
Si acaso piensas en mi, te contaré cuando al anochecer lluvioso suelta sus sombras por el río, arrastrando lento su luz hacia el ocaso,cuando lo que queda del dia es ya demasiado poco para trabajar o jugar. Te sentarás solo en el balcón que da al sur y yo me pondré a cantarte en el cuarto oscuro. El olor de las hojas mojadas entrará por la ventana en el crepusculo creciente y los vientos tormentosos clamorean en los cocoteros.
Traerás la lámpara encendida al cuarto y entonces me iré yo y tú quiza entonces escucharás la noche y oirás mi canción. La alegría me da fuerza y energía, estar siempre alegre me hace feliz. Sonrío,regalo la esencia de la vida al respirar. ¿Dónde está la realidad?, lo que vez es real o irreal y lo que no vez es irreal o real. Solo en ti está el encontrar en cada minuto lo que tú creas real o irreal y asi será cada minuto de tu vida.
Sufrimos por atender a falsas necesidades y es más fácil curar el dolor que el sufrimiento. Lloramos cuando sufrimos por necesidades básicas o la pérdida de un ser querido. ¿Muerte?, el inconsciente cree que no se muere nunca. ¿Cómo podría no ir al cielo la paloma?. ¿Cómo no dejarse acariciar por el aire?.¿Cómo impedir quedarse prendado de la luz?. Una vez iba caminando, cuando de repente un pensamiento me arrebató del camino, otro me llevó lejos y otro me trajo al sitio y entre uno y otro me di cuenta que no estaba entre ellos….
Voy arrastrando, me dejo llevar…¡es tan bonito!, soy como un niño esperando algo a la vuelta de la esquina,jugando con canicas horas y horas,sin tiempo de comida, trabajo o estudios. Soy la vida que se vive a sí misma riéndose de las normas, pájaro volando hacia el horizonte. ¿Qué espero, no sé, qué importa?....Aquí, ahora, feliz y contigo.
No entregues tu alma a la tristeza, ni te atormentes a ti mismo con tus cavilaciones. La alegría del corazón es la vida del hombre, el regocijo del varón y de la hembra, prolongación de sus días en esta tierra. Engaña tu alma y consuela tu corazón, echa lejos de ti la tristeza, perdió a muchos y no hay en ella utilidad. Envidia y malhumor los días acortan, las preocupaciones traen la vejez antes de tiempo. Un corazón radiante vive y en las comidas solo se preocupa de lo que come. (Del Eclesiástico).
Es duro ser como los otros, estar entre los otros y ser otro, sostener a los débiles sin poder apoyarse uno mismo en otro/a. Ser antes que tener, ofrecer lo que se es mejor que dar lo que se tiene. La fé, no es una adquisición, sino una llamada, no es una seguridad sino un riesgo, no es un consuelo sino una aventura. No descansamos en la fé, en ella nos exponemos.
INSOMNE LUMBRE
INSOMNE LUMBRE
Pablo Mora
"Que cada palabra lleve lo que dice".
Rafael Cadenas
Expresar asombros y nochuras. Enterrar la muerte. Inventar la vida. Abrirle los postigos a la noche. Cerrar los ojos a la luna. Dar con el árbol del primer camino. Con la vereda que nos vio salir. Tomarle el pulso al hambre. Saber del diapasón del pobre. De las creencias de Dios y sus costumbres. De los rituales del viento y sus cofrades. De la imagen horrenda del futuro. De la luciérnaga y su antiguo enigma. Saber de la escritura de las piedras. De la alta transparencia de los mudos. Del colosal silencio de los grillos.
Tantearle a los sueños sus luceros. Conocer las entrañas de las hojas. El corazón del bosque y sus vitrales. El páramo, sus cuitas y plegarias. Desenterrar el misterio de la rosa. Ahuyentar la sombra y sus reveses. Escapar del ladrido de la calle. Del hosco muñón del peregrino. Del puñal que en la acera nos espera. O del barco que acecha nuestras costas. Dar con el ámbar del primer arroyo. Traspapelar la terquedad del lunes. Aullar juntos delante de los cielos. Escucharle al pobre su alarido. Compartir esperanzas con el árbol. Esperar a que baile el arcoiris.
Sabernos vivos todavía bajo el granado trigal de la noche insomne. Registrar ventoleras, arrebatos y miserias. Expulsar el despojo mutilado. Ser libres así el fuego nos cercene. Quitar algunas comas al crepúsculo. Ver la noche sin que nadie contradiga.
Morir de pie a pesar de los milagros. Eludir la risa ensangrentada. Salvar la luz, sin la cual la tierra gemiría de espanto. Dar con una migaja de soledad marina. Con el grano de arena que a las costas de la divina antigüedad nos ata.
Atravesar, siempre a la intemperie, incertidumbres, agonías, interrogantes y tragedias. Dar forma al vacío de modo que éste sea posible; ojos al poema para que pueda cruzar la calle; alas a Dios para que pueda llegar al hombre.
Robarle sin que sepa una sonrisa al sol en la arboleda. Mirar el cielo solamente en el momento necesario. Cruzar, no la aurora, sino el alma en que ampara su soñar. Ventilar, aupar, asolear la eternidad cada día. Verse en el cielo gris, en la trémula víspera del júbilo. Escuchar a la soledad y dirigirle la palabra. Llegar con los ojos abiertos a la mirada final.
A punta de hombre, tempestad y grito. Por obra y gracia del asombro a secas. Por el relámpago final del hambre. Por la luciérnaga y su insomne lumbre. Contar con la vigilia para el día. Con porvenir para fraguar enigmas. Defender el milagro de la vida. La fogata que lleve al alumbraje. A tiro limpio, la bondad del hombre.
Pablo Mora
"Que cada palabra lleve lo que dice".
Rafael Cadenas
Expresar asombros y nochuras. Enterrar la muerte. Inventar la vida. Abrirle los postigos a la noche. Cerrar los ojos a la luna. Dar con el árbol del primer camino. Con la vereda que nos vio salir. Tomarle el pulso al hambre. Saber del diapasón del pobre. De las creencias de Dios y sus costumbres. De los rituales del viento y sus cofrades. De la imagen horrenda del futuro. De la luciérnaga y su antiguo enigma. Saber de la escritura de las piedras. De la alta transparencia de los mudos. Del colosal silencio de los grillos.
Tantearle a los sueños sus luceros. Conocer las entrañas de las hojas. El corazón del bosque y sus vitrales. El páramo, sus cuitas y plegarias. Desenterrar el misterio de la rosa. Ahuyentar la sombra y sus reveses. Escapar del ladrido de la calle. Del hosco muñón del peregrino. Del puñal que en la acera nos espera. O del barco que acecha nuestras costas. Dar con el ámbar del primer arroyo. Traspapelar la terquedad del lunes. Aullar juntos delante de los cielos. Escucharle al pobre su alarido. Compartir esperanzas con el árbol. Esperar a que baile el arcoiris.
Sabernos vivos todavía bajo el granado trigal de la noche insomne. Registrar ventoleras, arrebatos y miserias. Expulsar el despojo mutilado. Ser libres así el fuego nos cercene. Quitar algunas comas al crepúsculo. Ver la noche sin que nadie contradiga.
Morir de pie a pesar de los milagros. Eludir la risa ensangrentada. Salvar la luz, sin la cual la tierra gemiría de espanto. Dar con una migaja de soledad marina. Con el grano de arena que a las costas de la divina antigüedad nos ata.
Atravesar, siempre a la intemperie, incertidumbres, agonías, interrogantes y tragedias. Dar forma al vacío de modo que éste sea posible; ojos al poema para que pueda cruzar la calle; alas a Dios para que pueda llegar al hombre.
Robarle sin que sepa una sonrisa al sol en la arboleda. Mirar el cielo solamente en el momento necesario. Cruzar, no la aurora, sino el alma en que ampara su soñar. Ventilar, aupar, asolear la eternidad cada día. Verse en el cielo gris, en la trémula víspera del júbilo. Escuchar a la soledad y dirigirle la palabra. Llegar con los ojos abiertos a la mirada final.
A punta de hombre, tempestad y grito. Por obra y gracia del asombro a secas. Por el relámpago final del hambre. Por la luciérnaga y su insomne lumbre. Contar con la vigilia para el día. Con porvenir para fraguar enigmas. Defender el milagro de la vida. La fogata que lleve al alumbraje. A tiro limpio, la bondad del hombre.
miércoles, 14 de octubre de 2009
EL JAVERIANO
EL JAVERIANO
Andrés Scout
Hola, soy yo, el más triple, triple, triple papito del mundo entero, el más papasito y más buen mozo y atractivo, nadie me supera en el mundo, ni siquiera Ricky Martin que me queda en pañales. Como ven soy único, original, diferente, "o sea", soy el más tumbalocas de la Javeriana. Me he levantado monas, rubias, morenas, solteras, casadas, viudas y divorciadas, a todas les hice la vuelta y las he dejado botadas, el rango de edad con las mujeres es desde los 15 hasta los 50, (ya les cabe doblado a todas sin discriminación) y mi fama de macho ya la conoce media Bogotá.
Pues sí, como ven soy todo un varón, un hombrazo y ninguna mujer puede decir que no la he hecho felíz. Para que vean lo papasito que soy y provocar que las mujeres se derritan y a los hombres les de envidia me voy a describir: Soy macancán, alto, rubio, con pecho e´chancleta, nariz de chulo, frente panelera y barriga de camionero o como yo le digo barriga pocholera porque es mi orgullo; y tengo un culo de nadador profesional "o sea" nada por delante y nada por detrás, ¿si ven?, soy todo un papasito, eso si ni "gran coima vandame" me gana, o sea, !soy divino!.
Bueno no vine a hablarles de mi sino de mi vida: Resulta y acontece que me encontraba estudiando dizque psicología en la Javeriana, esa universidad en la que la carrera más difícil de pasar es la séptima y en la que de cariño nos llaman javeasnos pero no sé por qué. Voy en octavo semestre y me va muy bien, tengo una novia que esta buena, es muy linda y algo "inteligente" así como las de la Javeriana, por el estilo, igualita.
Ahora sí a lo que vinimos. Mi problema, mi problema es muy sencillo, se los voy a contar: Usted, sí, usted, no se haga el pendejo, usted que es estudiante le debe pasar lo mismo que a mí. ¿Que qué es lo qué me pasa?. Pues imagínese usted, encontrarse a los veinticuatro años, a mitad de carrera universitaria, pagando carísimo, decepcionado de la vida, sus padres divorciados, su arrejuntada con un vago profesional mediocre y sin empleo, alcohólico, que quiere suicidarse, pero no lo hace porque no tiene berraquera, su papá con cinco chinos, separado cuatro veces, vive amargado y solo sirven para dar plata, (nada más creen que con plata se soluciona todo).
Que no se sabe en la vida para dónde ir, que ya ha empezado varias carreras y termina saliéndose en la mitad de la carrera sin hacer nada, con unos amigotes que solo sirven para hablar del carro de la novia y de la última moda y que además meten droga, se inyectan cuanta porquería se les pasa por el frente y que solo esperan que pase alguna vieja buena para acostarse con ella.
Además, siento asco en mi propia carrera y veo que los profesores de psicología están más locos que yo, Yurimarlady "o sea" mi novia, es una "perra" y solo piensa en sexo, en la rumba del viernes, en los viajes, en los paseos fuera del país, sólo le interesa echar chisme con sus amigas y eso no es todo.
La relación entre mis hermanos es muy distante y ni siquiera nos saludamos, pero bueno, qué se puede hacer, uno no decide dónde quiere vivir o nacer o qué familia quisiera tener y como dice San Felipe Neri "sean buenos, sean buenos si pueden". Porque es más fácil ser malo que bueno. "Eso" es mi vida.
Es una ciudad que está llena de gente que no se conoce, gente que corre por que no tiene tiempo ni para correr, gente a la que le importa más el dinero que amar o escuchar y menos le importa servir y si llegan alguna vez a servir es con algún interés. ¿Quieren que les diga la verdad de esta vida?.... nadie hace algo por alguien gratis. Siempre es por un interés... hasta Dios, ese man que no quiero que ni me lo nombren, porque yo he sufrido mucho, ¿dizque bueno y bondadoso?, pero mírelo ¿dónde está?, nos pone en esta vida para sufrir.
Me encontraba en mi cuarto, en la casa como siempre no había nadie, me acababa de tirar el semestre, mi novia se fue con otro y los "amigos" no estaban y los que estaban no les importaban mis problemas, entonces decidí acabar con esta vida tan cruel y matarme, empecé a buscar con qué acabar con mi miserable vida y no encontraba nada, si iba a matarme lo haría de forma original. No como esos babosos que se pegan un tiro, estilo telenovela mexicana, tenía que ser una muerte original, eso sí que no adivinan que encontré, encontré un arma eficaz y mortal: "racumin".
¡Claro no haberlo pensado antes!, moriría como una rata, rata negra y asquerosa como lo que soy. En un vaso lleno de agua, eché el "racumín", lo cogí con la mano derecha y diciendo en voz alta "la humanidad ha perdido a un gran hombre", me lo mandé de un totazo, enseguida sentí como bajaba por mi cuello y como me quemaba, empecé a ver luces de todos tipos y de todos los colores, caí de repente en el suelo, empezaba a retorcerme, pero en ese momento entró mi hermano, yo me encontraba en el suelo convulsionando, él sin pensarlo me alzó y me subió al carro, me llevó a la clínica más cercana. Yo solo veía alucinaciones en las que una mujer vestida de blanco y azul me acariciaba con sus manos tibias la cabeza y me decía: "Tranquilo, tranquilo, no estas solo, tranquilo, nada te va a pasar".
Cuando me desperté habían pasado tres días, me encontraba en una cama y estaba con suero, no me había muerto y seguía pensando: "Qué lastima que no me maté, ¡Ah, la próxima será!", y sólo me acordaba de esa señora vestida de blanco y azul, sus tibias manos pasando por mi cabeza. Aún despierto seguía sintiendo esa misma protección, duré una semana en la clínica y durante este tiempo solo me fue a visitar mi mamá. Iba únicamente a regañarme, y a recriminarme: ¿Por qué lo hizo? ¿qué le ha faltado?. Yo me quedaba en silencio.
Cuando me recuperé por completo volví a la universidad, pero nadie sabía nada de lo que me había sucedido, que raro, claro, es por el qué dirán y como quedará la imagen de la universidad. Solamente un profesor que es muy loco y es sacerdote Jesuita, nos pusimos a hablar de lo que me pasó, pues solo él lo sabía porque es muy buen amigo de mi mamá, por medio de él y sus charlas que eran muy locas y muy chistosas entendí muchas cosas, entendía en ese momento que uno no está aquí de paseo, que la vida no da garantías, pero que no importa los miles de problemas si a cambio hay una sola alegría, vale la pena hacer ese trato o díganme: ¿a ustedes les gustaría estar todo el día sonriendo y a carcajadas como si un payaso se los hubiera comido? ¡que hartera! ¿dónde quedaría la felicidad?, se necesita de los problemas y de la felicidad para vivir y no aburrirse.
La felicidad está en uno mismo, en lo que haga para conseguirla, la felicidad está en Dios, después de pelear con esa man me di cuenta que todo lo que hace es por nuestro bien, pero es muy difícil de aprender, de vez en cuando tengo discusiones con El pero son de esas peleas de novios que siempre terminan juntos.
Me hizo y me hice una persona más humilde, más sencilla, que disfruta de las cosas sencillas aunque parezcan simples, si miras bien, la felicidad que te ofrecen es muy inmensa. De esa señora vestida de blanco y azul no se volvió a aparecer, es que ella no se aparece a pecadores como yo.
Ahora tengo una novia que no tiene ni plata ni tampoco es muy bonita ni está buena, pero por dentro es maravillosa, hermosa, me comprende, en cuanto a mi familia estoy tratando de hacerlos conscientes de cómo están, que si quieren sean felices a través del amor de papá Dios, de la sencillez. Pero con hechos, no con sermones, ni carretazos baratos sobre Dios. Solo amando todo se hace más sencillo y es mejor, del cura les cuento que en este momento es mi guía espiritual, me ha ayudado mucho.
Yo seguí estudiando psicología porque me di cuenta que es lo mío que por medio de esa profesión puedo ayudar a mucha gente y superar muchos problemas míos y de mi familia porque sirviendo es como uno se realiza y amando es como se hace feliz.
Nota: La razón y la fe es una misma cosa, si no las puedes unir nunca serás sabio.
Andrés Scout
Hola, soy yo, el más triple, triple, triple papito del mundo entero, el más papasito y más buen mozo y atractivo, nadie me supera en el mundo, ni siquiera Ricky Martin que me queda en pañales. Como ven soy único, original, diferente, "o sea", soy el más tumbalocas de la Javeriana. Me he levantado monas, rubias, morenas, solteras, casadas, viudas y divorciadas, a todas les hice la vuelta y las he dejado botadas, el rango de edad con las mujeres es desde los 15 hasta los 50, (ya les cabe doblado a todas sin discriminación) y mi fama de macho ya la conoce media Bogotá.
Pues sí, como ven soy todo un varón, un hombrazo y ninguna mujer puede decir que no la he hecho felíz. Para que vean lo papasito que soy y provocar que las mujeres se derritan y a los hombres les de envidia me voy a describir: Soy macancán, alto, rubio, con pecho e´chancleta, nariz de chulo, frente panelera y barriga de camionero o como yo le digo barriga pocholera porque es mi orgullo; y tengo un culo de nadador profesional "o sea" nada por delante y nada por detrás, ¿si ven?, soy todo un papasito, eso si ni "gran coima vandame" me gana, o sea, !soy divino!.
Bueno no vine a hablarles de mi sino de mi vida: Resulta y acontece que me encontraba estudiando dizque psicología en la Javeriana, esa universidad en la que la carrera más difícil de pasar es la séptima y en la que de cariño nos llaman javeasnos pero no sé por qué. Voy en octavo semestre y me va muy bien, tengo una novia que esta buena, es muy linda y algo "inteligente" así como las de la Javeriana, por el estilo, igualita.
Ahora sí a lo que vinimos. Mi problema, mi problema es muy sencillo, se los voy a contar: Usted, sí, usted, no se haga el pendejo, usted que es estudiante le debe pasar lo mismo que a mí. ¿Que qué es lo qué me pasa?. Pues imagínese usted, encontrarse a los veinticuatro años, a mitad de carrera universitaria, pagando carísimo, decepcionado de la vida, sus padres divorciados, su arrejuntada con un vago profesional mediocre y sin empleo, alcohólico, que quiere suicidarse, pero no lo hace porque no tiene berraquera, su papá con cinco chinos, separado cuatro veces, vive amargado y solo sirven para dar plata, (nada más creen que con plata se soluciona todo).
Que no se sabe en la vida para dónde ir, que ya ha empezado varias carreras y termina saliéndose en la mitad de la carrera sin hacer nada, con unos amigotes que solo sirven para hablar del carro de la novia y de la última moda y que además meten droga, se inyectan cuanta porquería se les pasa por el frente y que solo esperan que pase alguna vieja buena para acostarse con ella.
Además, siento asco en mi propia carrera y veo que los profesores de psicología están más locos que yo, Yurimarlady "o sea" mi novia, es una "perra" y solo piensa en sexo, en la rumba del viernes, en los viajes, en los paseos fuera del país, sólo le interesa echar chisme con sus amigas y eso no es todo.
La relación entre mis hermanos es muy distante y ni siquiera nos saludamos, pero bueno, qué se puede hacer, uno no decide dónde quiere vivir o nacer o qué familia quisiera tener y como dice San Felipe Neri "sean buenos, sean buenos si pueden". Porque es más fácil ser malo que bueno. "Eso" es mi vida.
Es una ciudad que está llena de gente que no se conoce, gente que corre por que no tiene tiempo ni para correr, gente a la que le importa más el dinero que amar o escuchar y menos le importa servir y si llegan alguna vez a servir es con algún interés. ¿Quieren que les diga la verdad de esta vida?.... nadie hace algo por alguien gratis. Siempre es por un interés... hasta Dios, ese man que no quiero que ni me lo nombren, porque yo he sufrido mucho, ¿dizque bueno y bondadoso?, pero mírelo ¿dónde está?, nos pone en esta vida para sufrir.
Me encontraba en mi cuarto, en la casa como siempre no había nadie, me acababa de tirar el semestre, mi novia se fue con otro y los "amigos" no estaban y los que estaban no les importaban mis problemas, entonces decidí acabar con esta vida tan cruel y matarme, empecé a buscar con qué acabar con mi miserable vida y no encontraba nada, si iba a matarme lo haría de forma original. No como esos babosos que se pegan un tiro, estilo telenovela mexicana, tenía que ser una muerte original, eso sí que no adivinan que encontré, encontré un arma eficaz y mortal: "racumin".
¡Claro no haberlo pensado antes!, moriría como una rata, rata negra y asquerosa como lo que soy. En un vaso lleno de agua, eché el "racumín", lo cogí con la mano derecha y diciendo en voz alta "la humanidad ha perdido a un gran hombre", me lo mandé de un totazo, enseguida sentí como bajaba por mi cuello y como me quemaba, empecé a ver luces de todos tipos y de todos los colores, caí de repente en el suelo, empezaba a retorcerme, pero en ese momento entró mi hermano, yo me encontraba en el suelo convulsionando, él sin pensarlo me alzó y me subió al carro, me llevó a la clínica más cercana. Yo solo veía alucinaciones en las que una mujer vestida de blanco y azul me acariciaba con sus manos tibias la cabeza y me decía: "Tranquilo, tranquilo, no estas solo, tranquilo, nada te va a pasar".
Cuando me desperté habían pasado tres días, me encontraba en una cama y estaba con suero, no me había muerto y seguía pensando: "Qué lastima que no me maté, ¡Ah, la próxima será!", y sólo me acordaba de esa señora vestida de blanco y azul, sus tibias manos pasando por mi cabeza. Aún despierto seguía sintiendo esa misma protección, duré una semana en la clínica y durante este tiempo solo me fue a visitar mi mamá. Iba únicamente a regañarme, y a recriminarme: ¿Por qué lo hizo? ¿qué le ha faltado?. Yo me quedaba en silencio.
Cuando me recuperé por completo volví a la universidad, pero nadie sabía nada de lo que me había sucedido, que raro, claro, es por el qué dirán y como quedará la imagen de la universidad. Solamente un profesor que es muy loco y es sacerdote Jesuita, nos pusimos a hablar de lo que me pasó, pues solo él lo sabía porque es muy buen amigo de mi mamá, por medio de él y sus charlas que eran muy locas y muy chistosas entendí muchas cosas, entendía en ese momento que uno no está aquí de paseo, que la vida no da garantías, pero que no importa los miles de problemas si a cambio hay una sola alegría, vale la pena hacer ese trato o díganme: ¿a ustedes les gustaría estar todo el día sonriendo y a carcajadas como si un payaso se los hubiera comido? ¡que hartera! ¿dónde quedaría la felicidad?, se necesita de los problemas y de la felicidad para vivir y no aburrirse.
La felicidad está en uno mismo, en lo que haga para conseguirla, la felicidad está en Dios, después de pelear con esa man me di cuenta que todo lo que hace es por nuestro bien, pero es muy difícil de aprender, de vez en cuando tengo discusiones con El pero son de esas peleas de novios que siempre terminan juntos.
Me hizo y me hice una persona más humilde, más sencilla, que disfruta de las cosas sencillas aunque parezcan simples, si miras bien, la felicidad que te ofrecen es muy inmensa. De esa señora vestida de blanco y azul no se volvió a aparecer, es que ella no se aparece a pecadores como yo.
Ahora tengo una novia que no tiene ni plata ni tampoco es muy bonita ni está buena, pero por dentro es maravillosa, hermosa, me comprende, en cuanto a mi familia estoy tratando de hacerlos conscientes de cómo están, que si quieren sean felices a través del amor de papá Dios, de la sencillez. Pero con hechos, no con sermones, ni carretazos baratos sobre Dios. Solo amando todo se hace más sencillo y es mejor, del cura les cuento que en este momento es mi guía espiritual, me ha ayudado mucho.
Yo seguí estudiando psicología porque me di cuenta que es lo mío que por medio de esa profesión puedo ayudar a mucha gente y superar muchos problemas míos y de mi familia porque sirviendo es como uno se realiza y amando es como se hace feliz.
Nota: La razón y la fe es una misma cosa, si no las puedes unir nunca serás sabio.
LOS MOMENTOS MAS TORPES
LOS MOMENTOS MAS TORPES
Ana Arrese
Oigo cantar al vecino en la ducha. Luego toserá ruidosamente. Es mi despertador.
Intento encender la luz y lanzo la lámpara de noche que se hace añicos contra el suelo.
Huyo hacia la cocina para tomar mi primer café.
Me golpeo contra la puerta y salgo disparada hacia la repisa. Bién: el café me queda a mano. Ni siquiera lo caliento. Así, frío, fuerte y que despierte.
Y ... un cigarrito ¡cómo no! ... me siento culpable, pero aún así trato de encenderlo con la taza de café.
No, no. Será mejor buscar un mechero. A ver. No encuentro el encendedor.
Prendo uno de los fuegos de la cocina y acerco el pitillo.
Lo enciendo -¡maldita sea! - me chamusco el flequillo, las pestañas y la punta de la nariz.
No pasa nada, tranquila, sosiégate: el flequillo necesitaba un buen repaso, las pestañas se arreglan con rimel y la nariz con ungüento de aloe.
Otro café y de un trago.
Corro hacia el cuarto de baño y susto: alguien en el pasillo.
Sin importancia, es la asistenta que ha llegado.
La saludo.
No responde.
¿Qué le pasa a esta mujer ahora?.
- Buenos días.
Sigue muda mirándome desconsolada.
- Bue-nos-di-as.
Oigo un voz ahogada:
- Estás en cueros.
Me miro. Es cierto.
- Vale, vale. Todos estamos en cueros alguna vez en la vida ¿no?.
Me ducho entre malabarismos de geles y saltos.
Al lavarme los dientes me cepillo la lengua con fuerza. Vomito el café.
-Armenuhie, hazme, por favor, un desayuno en condiciones-, grito entre lagrimones.
¿Qué me pongo, hoy? esta falda , no; este pantalón, no. Me vestiré mas tarde.
Me ciño una bata para desayunar tranquila.
Desayuno en el despacho, leyendo las "news-on-line".
Guerras, guerras, sucesos, chistes, mas guerras ya olvidadas... siempre lo mismo.
Abro unos audio-videos para repasar antes de entregarlos, siempre hay algo que corregir en el último momento.
Llaman por teléfono.
Se me cae el teléfono desplomándose en la alfombra.
- ¿Siiihii? -me atraganto-.
- ¿Voy o vienes?.
- ¿Cómo dice?
Silencio
- ¿Quién llama?
Silencio.
Cuelgan.
Armenuhie entra en la habitación.
- ¿Te pasa algo?
- No lo sé. ¿Por qué lo dices?
- Estás paralizada, con cara de esfinge, el teléfono descolgado en el suelo, llevas la bata chorreando café, mantequilla, mermerlada y tienes una teta fuera. ¿Te han contratado para algún casting?
- No. De momento, no. Arregla mi dormitorio lo primero.
- ¿Te sientes enferma?
- No. Mucho peor. Me siento torpe. Vuelvo a la cama en cinco minutos.
Ana Arrese
Oigo cantar al vecino en la ducha. Luego toserá ruidosamente. Es mi despertador.
Intento encender la luz y lanzo la lámpara de noche que se hace añicos contra el suelo.
Huyo hacia la cocina para tomar mi primer café.
Me golpeo contra la puerta y salgo disparada hacia la repisa. Bién: el café me queda a mano. Ni siquiera lo caliento. Así, frío, fuerte y que despierte.
Y ... un cigarrito ¡cómo no! ... me siento culpable, pero aún así trato de encenderlo con la taza de café.
No, no. Será mejor buscar un mechero. A ver. No encuentro el encendedor.
Prendo uno de los fuegos de la cocina y acerco el pitillo.
Lo enciendo -¡maldita sea! - me chamusco el flequillo, las pestañas y la punta de la nariz.
No pasa nada, tranquila, sosiégate: el flequillo necesitaba un buen repaso, las pestañas se arreglan con rimel y la nariz con ungüento de aloe.
Otro café y de un trago.
Corro hacia el cuarto de baño y susto: alguien en el pasillo.
Sin importancia, es la asistenta que ha llegado.
La saludo.
No responde.
¿Qué le pasa a esta mujer ahora?.
- Buenos días.
Sigue muda mirándome desconsolada.
- Bue-nos-di-as.
Oigo un voz ahogada:
- Estás en cueros.
Me miro. Es cierto.
- Vale, vale. Todos estamos en cueros alguna vez en la vida ¿no?.
Me ducho entre malabarismos de geles y saltos.
Al lavarme los dientes me cepillo la lengua con fuerza. Vomito el café.
-Armenuhie, hazme, por favor, un desayuno en condiciones-, grito entre lagrimones.
¿Qué me pongo, hoy? esta falda , no; este pantalón, no. Me vestiré mas tarde.
Me ciño una bata para desayunar tranquila.
Desayuno en el despacho, leyendo las "news-on-line".
Guerras, guerras, sucesos, chistes, mas guerras ya olvidadas... siempre lo mismo.
Abro unos audio-videos para repasar antes de entregarlos, siempre hay algo que corregir en el último momento.
Llaman por teléfono.
Se me cae el teléfono desplomándose en la alfombra.
- ¿Siiihii? -me atraganto-.
- ¿Voy o vienes?.
- ¿Cómo dice?
Silencio
- ¿Quién llama?
Silencio.
Cuelgan.
Armenuhie entra en la habitación.
- ¿Te pasa algo?
- No lo sé. ¿Por qué lo dices?
- Estás paralizada, con cara de esfinge, el teléfono descolgado en el suelo, llevas la bata chorreando café, mantequilla, mermerlada y tienes una teta fuera. ¿Te han contratado para algún casting?
- No. De momento, no. Arregla mi dormitorio lo primero.
- ¿Te sientes enferma?
- No. Mucho peor. Me siento torpe. Vuelvo a la cama en cinco minutos.
lunes, 12 de octubre de 2009
EL ERMITAÑO DE HUANG-HO
Leo Zelada
Imitación de Chuan Tse
Erase una vez un hombre que vivía sólo en el bosque, le llamaban el Ermitaño de Huang- Ho, solitaria y ascética su existencia transcurría entre tenues amaneceres amarillos y oscuros crepúsculos violeta. El cazar extrañas y exóticas mariposas era el único placer del que gozaba en sus ratos sombríos de ocio.
Un día vio ante si, la más hermosa y radiante aparición que sus apagados ojos jamás - hasta entonces - habían visto, era diabólicamente bella como un errante cometa vagando sin sentido en el cosmos, ambiguo eclipse irrumpiendo entre bloques intactos de fuego, y extendiendo rápidamente sus redes de plata sobre la arrebatada y tierna figura; la atrapó.
Más aquella no era una mariposa sino una mujer. Pasaron varias lunas y a pesar que en las largas noches azules, le tocaba las más hermosas melodías de su caña de bambú, y le entregaba los más hermosos frutos extraídos de los más virginales árboles, ella se mostraba callada, pensativa, sumergida en sí misma y sus torres de marfil.
Acongojado al ver lo infructuoso de su esfuerzo por querer alcanzar aquel pedazo de cielo, consumido por el hierro, acercó sus trémulas manos hacia ella y en aquel momento desvaneciéndose en el aire solo vio un intenso resplandor dorado y un replicar de alas sobre el viento.
Desde aquel momento, el ermitaño, El Ermitaño de Huang- Ho, en cada mariposa que atrapaba creía poseer aquella mariposa que una vez partió.
Imitación de Chuan Tse
Erase una vez un hombre que vivía sólo en el bosque, le llamaban el Ermitaño de Huang- Ho, solitaria y ascética su existencia transcurría entre tenues amaneceres amarillos y oscuros crepúsculos violeta. El cazar extrañas y exóticas mariposas era el único placer del que gozaba en sus ratos sombríos de ocio.
Un día vio ante si, la más hermosa y radiante aparición que sus apagados ojos jamás - hasta entonces - habían visto, era diabólicamente bella como un errante cometa vagando sin sentido en el cosmos, ambiguo eclipse irrumpiendo entre bloques intactos de fuego, y extendiendo rápidamente sus redes de plata sobre la arrebatada y tierna figura; la atrapó.
Más aquella no era una mariposa sino una mujer. Pasaron varias lunas y a pesar que en las largas noches azules, le tocaba las más hermosas melodías de su caña de bambú, y le entregaba los más hermosos frutos extraídos de los más virginales árboles, ella se mostraba callada, pensativa, sumergida en sí misma y sus torres de marfil.
Acongojado al ver lo infructuoso de su esfuerzo por querer alcanzar aquel pedazo de cielo, consumido por el hierro, acercó sus trémulas manos hacia ella y en aquel momento desvaneciéndose en el aire solo vio un intenso resplandor dorado y un replicar de alas sobre el viento.
Desde aquel momento, el ermitaño, El Ermitaño de Huang- Ho, en cada mariposa que atrapaba creía poseer aquella mariposa que una vez partió.
AMO A LA MUERTE
AMO A LA MUERTE
Anselmo González Madrigal
Amo a la Muerte. Sí, amo a la Muerte porque es la consecuencia lógica de la vida. La amo porque es el Sol que brilla luminoso al final de mi última jornada, el Eterno Enigma que espera solución. La amo porque ha sido la silente e invisible compañera en mi camino. La paciente, repudiada.
Hermana siamesa de la vida porque, en todo caso, yo he sido un extranjero por la vida, un nómada en busca de un sitio, un lugar, un lugar que me atrae como el Norte Magnético a la aguja más, si al trasponer el Gran Umbral, el todo se diluye entre la nada, la urdimbre de otra vida es una farsa, una farsa que dopa los sentidos con el burdo señuelo de otra vida, ¡qué importa!.
Los caminos recorridos en los años ya vividos guardarán en su polvo la huella de mi paso y, aún cuando se pierda de mí todo vestigio, viviré improntado en el recuerdo imborrable de otra mente. Tuve el privilegio de nacer, ¡de vivir! Fue mi libre albedrío el que determinó cada uno de mis pasos. Cada segundo vivido fue único, irrepetible.
Si tras la puerta del Gran Enigma no existe nada, ¡qué importa!. Viví y, al morir, el caudal de mis recuerdos morirá junto conmigo, sin embargo, preparo ya mis pasos, mi último bagaje.
La Rosa de mis Vientos con celo he corregido, no habrá deriva en mi derrota. Espero el nuevo rumbo que habré de proseguir. Si arduo es el camino, lo habré de recorrer. No importan los escollos ni cielos de tormenta, inhóspitos caminos ni sendas de penumbras más, si aquí termina todo, ¡vaya calamidad!.
Por eso amo a la Muerte, porque su entidad es la eterna interrogante que, como todo fiel amante, me impele a desvelar su misterio, su silencio. La Muerte es un personaje con atributos muy singulares.
¡Estremecedoramente singulares!. Su principal virtud es la inevitabilidad. La Muerte es ineluctable, un poco o, quizá, demasiado coqueta, al mismo tiempo, esquiva, sobre todo con quien mas la desea. Irónica, casi llegando a la crueldad. Inoportuna y, sobre todas las cosas, ¡sorpresiva!.
Amo a la Muerte, la amo porque rehuye cualquier relación efímera y, porque como todo ser humano, mi curiosidad se impone a cualquier temor ante su presencia. Amo a la Muerte porque, quizá, en su seno encuentre otras opciones, una nueva existencia plagada de conceptos completamente disímbolos a los que fui programado en ésta vida, donde mi ser, tal vez, encuentre ese "algo" que con férrea tenacidad he ido buscando a través de toda mi existencia.
Amo a la Muerte, sí, la amo porque a pesar de que yo la odiase o tratase de eludirla, mi destino inexorable es unirme a ella, descifrar su arcano inescrutable, cobijarme a la sombra de su sombra y, transitar como dos buenos amigos, como dos tiernos amantes, por los caminos milenarios del Eterno Absoluto.. ¡Así Sea!
Anselmo González Madrigal
Amo a la Muerte. Sí, amo a la Muerte porque es la consecuencia lógica de la vida. La amo porque es el Sol que brilla luminoso al final de mi última jornada, el Eterno Enigma que espera solución. La amo porque ha sido la silente e invisible compañera en mi camino. La paciente, repudiada.
Hermana siamesa de la vida porque, en todo caso, yo he sido un extranjero por la vida, un nómada en busca de un sitio, un lugar, un lugar que me atrae como el Norte Magnético a la aguja más, si al trasponer el Gran Umbral, el todo se diluye entre la nada, la urdimbre de otra vida es una farsa, una farsa que dopa los sentidos con el burdo señuelo de otra vida, ¡qué importa!.
Los caminos recorridos en los años ya vividos guardarán en su polvo la huella de mi paso y, aún cuando se pierda de mí todo vestigio, viviré improntado en el recuerdo imborrable de otra mente. Tuve el privilegio de nacer, ¡de vivir! Fue mi libre albedrío el que determinó cada uno de mis pasos. Cada segundo vivido fue único, irrepetible.
Si tras la puerta del Gran Enigma no existe nada, ¡qué importa!. Viví y, al morir, el caudal de mis recuerdos morirá junto conmigo, sin embargo, preparo ya mis pasos, mi último bagaje.
La Rosa de mis Vientos con celo he corregido, no habrá deriva en mi derrota. Espero el nuevo rumbo que habré de proseguir. Si arduo es el camino, lo habré de recorrer. No importan los escollos ni cielos de tormenta, inhóspitos caminos ni sendas de penumbras más, si aquí termina todo, ¡vaya calamidad!.
Por eso amo a la Muerte, porque su entidad es la eterna interrogante que, como todo fiel amante, me impele a desvelar su misterio, su silencio. La Muerte es un personaje con atributos muy singulares.
¡Estremecedoramente singulares!. Su principal virtud es la inevitabilidad. La Muerte es ineluctable, un poco o, quizá, demasiado coqueta, al mismo tiempo, esquiva, sobre todo con quien mas la desea. Irónica, casi llegando a la crueldad. Inoportuna y, sobre todas las cosas, ¡sorpresiva!.
Amo a la Muerte, la amo porque rehuye cualquier relación efímera y, porque como todo ser humano, mi curiosidad se impone a cualquier temor ante su presencia. Amo a la Muerte porque, quizá, en su seno encuentre otras opciones, una nueva existencia plagada de conceptos completamente disímbolos a los que fui programado en ésta vida, donde mi ser, tal vez, encuentre ese "algo" que con férrea tenacidad he ido buscando a través de toda mi existencia.
Amo a la Muerte, sí, la amo porque a pesar de que yo la odiase o tratase de eludirla, mi destino inexorable es unirme a ella, descifrar su arcano inescrutable, cobijarme a la sombra de su sombra y, transitar como dos buenos amigos, como dos tiernos amantes, por los caminos milenarios del Eterno Absoluto.. ¡Así Sea!
LA NIÑA DEL ACORDEON
LA NIÑA DEL ACORDEON
Rubén Kurin
Sus pequeños dedos se deslizaban por el teclado del acordeón, a la vez que su mano derecha inflaba y desinflaba el fuelle al compás de un desafinado "Danubio Azul", al que Strauss jamás hubiera imaginado tocado en ese instrumento y menos en el metro subterráneo de la ciudad de Buenos Aires.
Tenía, no más de ocho años, se llamaba Raquel. Por lo menos así decía un letrerito escrito con lápiz de color, sobre un parche pegado a modo de calcomanía en el instrumento. Había subido en la estación "Carlos Pellegrini", adonde se juntaban líneas, combinaciones, que iban o venían de todos los puntos de la gran ciudad, conectándose con terminales de trenes y colectivos provenientes del interior del país.
Su tristona cara, mostraba un sombrío gesto de sueño, de cansancio, de pereza... Sueño, cansancio y pereza que da la miseria, la pobreza. El fiel reflejo en esa linda carita de no haber comido, a pesar de ser ya las cuatro de la tarde.
Los pasajeros la mirábamos. Algunos con ternura, otros con indiferencia, pero nadie atinaba a poner su mano en el bolsillo. Era una persona más, de tantas que a lo largo del día cruzaban sus respectivos caminos pidiendo ayuda. Hubiera pasado totalmente inadvertida, si no fuera porque el tren hizo una brusca maniobra, soltándosele el acordeón de su hombro y cayendo al suelo junto con la niña.
Corrimos al lugar viendo que el golpe no era de importancia. Un joven la ayudó a levantarse y yo recogí el instrumento que había caído a su lado. Se había partido en dos. Raquel no se dio cuenta, estaba muy preocupada ocultando la vergüenza de los hechos y tratando de tapar como podía sus ropitas interiores tremendamente gastadas.
De pronto, miró al costado arrastrándose hacia lo que hasta ese momento hacía posible su sustento diario y rompió a llorar desesperadamente exclamando sin cesar:
- ¡Juan me mata, Juan me mata!.
El bólido llegó a "Estación Florida", donde paró con su clásico estruendo. Las puertas se abrieron dejando entrar y salir cientos de apuradas personas, que pasaban como autómatas sin darse cuenta de lo que allí acontecía.
Una señora bajó, acompañando a la niña, que no paraba de llorar. La seguimos un grupo de seis o siete personas. Yo llevaba aquel viejo instrumento, o lo que quedaba de él. Un guardia de seguridad intervino y haciendo las preguntas de rigor, redondeó:
- ¿Bueno, no te pasó nada verdad?. ¡Cuántas veces te dije que no pidieras en el tren... Bien señores a circular que aquí no pasó nada, por favor señores no obstaculicen el paso, es solo una pordiosera más!.
Eran las cuatro y media de la tarde. De repente en escena quedó, en una de las estaciones de trenes más concurridas de Buenos Aires... Solo una niña con un acordeón a piano roto entre sus brazos. En mi "Visón", solo eso veía. La imagen estaba rodeada de un halo de nubes blancas... A esa niña de ocho años, la imaginé: rubia, de ojos bien celestes, bien vestida y... Vi a mi hija cuando tenía esa edad. Me miraba, me sonreía y estirando sus bracitos me pedía protección...
- ¡Papi, papi!...
De pronto, las nubes desaparecieron y otra vez los gritos de la gente, que ahí estaban de nuevo, rodeando a un inútil solitario acordeón abandonado.
La pobrecita, aprovechando la discusión del guardia con la gente, corrió hacia las vías para terminar con su desdicha y con el miedo de enfrentarse a ese Juan, a ese desgraciado que hoy esperará inútilmente el dinero de Raquel.
Salí corriendo desesperado huyendo de aquel terrible cuadro. Busqué un teléfono de larga distancia, saqué de mi billetera una tarjeta. Marqué el número de mi hija en Estados Unidos... eran como mil cifras... daba libre...
- ¡Halo!- contestaron en inglés.
- Hola mi vida ¿Cómo estás?.
- ¡Papi, qué alegría, tenía unas ganas locas de hablar contigo!. ¿Cómo lo supiste?.
Hace diecisiete años fue una niñita igual a aquella, era la que había visto en lugar de Raquel sin poder hacer nada para ayudarla. Hoy una feliz mujer con un mundo bello por delante y gozando de oportunidades a las que aquella pobrecita que tocaba el acordeón, nunca pudo acceder.
Comencé a llorar, no sé bien por qué; podía ser de alegría al sentir la voz de mi hija o de dolor por tantos seres como esa niña que merecen también "la oportunidad".
Nota: La niña que toca acordeón en el tren, existe... y miserables como Juan también...
Rubén Kurin
Sus pequeños dedos se deslizaban por el teclado del acordeón, a la vez que su mano derecha inflaba y desinflaba el fuelle al compás de un desafinado "Danubio Azul", al que Strauss jamás hubiera imaginado tocado en ese instrumento y menos en el metro subterráneo de la ciudad de Buenos Aires.
Tenía, no más de ocho años, se llamaba Raquel. Por lo menos así decía un letrerito escrito con lápiz de color, sobre un parche pegado a modo de calcomanía en el instrumento. Había subido en la estación "Carlos Pellegrini", adonde se juntaban líneas, combinaciones, que iban o venían de todos los puntos de la gran ciudad, conectándose con terminales de trenes y colectivos provenientes del interior del país.
Su tristona cara, mostraba un sombrío gesto de sueño, de cansancio, de pereza... Sueño, cansancio y pereza que da la miseria, la pobreza. El fiel reflejo en esa linda carita de no haber comido, a pesar de ser ya las cuatro de la tarde.
Los pasajeros la mirábamos. Algunos con ternura, otros con indiferencia, pero nadie atinaba a poner su mano en el bolsillo. Era una persona más, de tantas que a lo largo del día cruzaban sus respectivos caminos pidiendo ayuda. Hubiera pasado totalmente inadvertida, si no fuera porque el tren hizo una brusca maniobra, soltándosele el acordeón de su hombro y cayendo al suelo junto con la niña.
Corrimos al lugar viendo que el golpe no era de importancia. Un joven la ayudó a levantarse y yo recogí el instrumento que había caído a su lado. Se había partido en dos. Raquel no se dio cuenta, estaba muy preocupada ocultando la vergüenza de los hechos y tratando de tapar como podía sus ropitas interiores tremendamente gastadas.
De pronto, miró al costado arrastrándose hacia lo que hasta ese momento hacía posible su sustento diario y rompió a llorar desesperadamente exclamando sin cesar:
- ¡Juan me mata, Juan me mata!.
El bólido llegó a "Estación Florida", donde paró con su clásico estruendo. Las puertas se abrieron dejando entrar y salir cientos de apuradas personas, que pasaban como autómatas sin darse cuenta de lo que allí acontecía.
Una señora bajó, acompañando a la niña, que no paraba de llorar. La seguimos un grupo de seis o siete personas. Yo llevaba aquel viejo instrumento, o lo que quedaba de él. Un guardia de seguridad intervino y haciendo las preguntas de rigor, redondeó:
- ¿Bueno, no te pasó nada verdad?. ¡Cuántas veces te dije que no pidieras en el tren... Bien señores a circular que aquí no pasó nada, por favor señores no obstaculicen el paso, es solo una pordiosera más!.
Eran las cuatro y media de la tarde. De repente en escena quedó, en una de las estaciones de trenes más concurridas de Buenos Aires... Solo una niña con un acordeón a piano roto entre sus brazos. En mi "Visón", solo eso veía. La imagen estaba rodeada de un halo de nubes blancas... A esa niña de ocho años, la imaginé: rubia, de ojos bien celestes, bien vestida y... Vi a mi hija cuando tenía esa edad. Me miraba, me sonreía y estirando sus bracitos me pedía protección...
- ¡Papi, papi!...
De pronto, las nubes desaparecieron y otra vez los gritos de la gente, que ahí estaban de nuevo, rodeando a un inútil solitario acordeón abandonado.
La pobrecita, aprovechando la discusión del guardia con la gente, corrió hacia las vías para terminar con su desdicha y con el miedo de enfrentarse a ese Juan, a ese desgraciado que hoy esperará inútilmente el dinero de Raquel.
Salí corriendo desesperado huyendo de aquel terrible cuadro. Busqué un teléfono de larga distancia, saqué de mi billetera una tarjeta. Marqué el número de mi hija en Estados Unidos... eran como mil cifras... daba libre...
- ¡Halo!- contestaron en inglés.
- Hola mi vida ¿Cómo estás?.
- ¡Papi, qué alegría, tenía unas ganas locas de hablar contigo!. ¿Cómo lo supiste?.
Hace diecisiete años fue una niñita igual a aquella, era la que había visto en lugar de Raquel sin poder hacer nada para ayudarla. Hoy una feliz mujer con un mundo bello por delante y gozando de oportunidades a las que aquella pobrecita que tocaba el acordeón, nunca pudo acceder.
Comencé a llorar, no sé bien por qué; podía ser de alegría al sentir la voz de mi hija o de dolor por tantos seres como esa niña que merecen también "la oportunidad".
Nota: La niña que toca acordeón en el tren, existe... y miserables como Juan también...
lunes, 5 de octubre de 2009
LA VILA JOLGORIA
LA VILA JOLGORIA
Francisco Moreno Soriano
Inerte y riente, La Vila Jolgoria es una jaula de hombres, mujeres y animales que revolotean bajo el sol del Mediterráneo.
En sus vuelos, sus corazones se estremecen cuando observan desde las alturas la visión que a sus ojos se ofrece del pueblo; aquí las barcas de pesca, ancladas en el puerto arrojan su cosecha del mar, peces muertos y redes podridas; allí los pescadores, que al mismo tiempo corren hacia sus casas de colores entre ásperos ademanes.
Más allá, el final del río Amadorio remonta su curso hacia el pantano entre espumas químicas mientras los baladres ofrecen sus ramas a la voracidad del mundo; y el tren que sale de la estación dejando atrás a hombres que sólo esperan el 29 de Julio; y los edificios que se esparcen desde La Ermita hasta El Paradís ajenos al progreso.
Una anciana en la puerta de su casa; un perro que ladra a los chiquillos que le hostigan con palos; el chocolate que hierve y se derrama; rumores de moros, de cristianos, de fiesta; y voces de júbilo y litros de alcohol parecen tomar el pulso del pueblo.
Francisco Moreno Soriano
Inerte y riente, La Vila Jolgoria es una jaula de hombres, mujeres y animales que revolotean bajo el sol del Mediterráneo.
En sus vuelos, sus corazones se estremecen cuando observan desde las alturas la visión que a sus ojos se ofrece del pueblo; aquí las barcas de pesca, ancladas en el puerto arrojan su cosecha del mar, peces muertos y redes podridas; allí los pescadores, que al mismo tiempo corren hacia sus casas de colores entre ásperos ademanes.
Más allá, el final del río Amadorio remonta su curso hacia el pantano entre espumas químicas mientras los baladres ofrecen sus ramas a la voracidad del mundo; y el tren que sale de la estación dejando atrás a hombres que sólo esperan el 29 de Julio; y los edificios que se esparcen desde La Ermita hasta El Paradís ajenos al progreso.
Una anciana en la puerta de su casa; un perro que ladra a los chiquillos que le hostigan con palos; el chocolate que hierve y se derrama; rumores de moros, de cristianos, de fiesta; y voces de júbilo y litros de alcohol parecen tomar el pulso del pueblo.
CARTA DE DESPEDIDA
CARTA DE DESPEDIDA
Miguel Ángel Sánchez Valderrama
No sé que hacemos aquí en esta habitación, en todo lo alto de la montaña, todo lleno de nieve, la gente esquiando, y nosotros aquí en esta habitación, uno de los hoteles más baratuchos. La manía por los hoteles baratos, claro, como no te gustan las cosas de lujo, prefieres lo barato, lo marginal, y no haces más que teclear, te refugias en una esquina y no miras más allá, que al otro lado del muro hay gente que disfruta de la nieve, y yo aquí....
Realmente no entiendo a alguien como tú que tiene la manía de escribir, aunque reconozca que no eres nadie. La gente que escribe se cree alguien por encima... De verdad, a la hora de la verdad, son aburridos, otra cosa es lo que dicen los escritos, los libros, los folios, como en tu caso que no tienes libros publicados ni te presentas a premios. ¿Sabes?, no sé para quién escribes, he leído cosas tuyas acá y allá, mientras escribes silenciosamente y veo que dices cualquier cosa, y como ahora que estás escribiendo lo que te estoy diciendo.
Eso no vale, porque estás escribiendo paparruchadas, y eso no tiene sentido, qué sentido tiene escribir lo que te estoy diciendo, eso demuestra tu falta de imaginación... ¿quieres dejar de escribir lo que te hablo?. De verdad, quiero hablar seriamente contigo, no entiendo todo eso, ¿Qué valor puede tener escribir lo que digo?, si digo mierda, escribe mierda, mierda, mierda. Basta ya, me pones nerviosa, eres un fanático.
No entiendo, ya que escribes lo que digo, que en vez de estar tecleando a la máquina de escribir no estuviera esquiando, no te gusta nada, no sé como se te ocurren cosas si no experimentas nada. Lo bonito que es esquiar y luego ir a la discoteca y luego hacer el amor... y nada, tú y tus manías, eso es una manía, lo de darle a la máquina de escribir, no entiendo. Venga dar al teclado, para eso trabajas de mecanógrafo, eso me saca de quicio.
¿A dónde irán mis palabras?. Quiero que seas más juguetón conmigo, me aburre esto, no sé qué hacer, si liarme un porro o ir a esquiar, ya sé que me dices que me vaya sola, que tú te quedas en esta mierda de habitación con tu máquina de escribir. No puede ser, sería mejor que tuvieras un tratamiento mental, estar adicto a la máquina de escribir es malsano para la mente, no soy yo la que tenga que decir eso, por que realmente soy una desquiciada, pero siempre hago algo, algo normal digo y no estoy aferrada a algo enfermizamente, además me gusta estar contigo.
Pero, no sabía que tuvieras tantas manías. Si fueras más sociable serías el tipo más perfecto que he conocido en la vida, pero te falta eso, sociabilidad. ¿Son los escritores antisociales?, he conocido escritores realmente estupendos en todo, son tan sociables como antisociables, lo tuyo es amargura, y además no sirve de nada escribir, porque no tienes interés en perfeccionar la escritura ni en dar a conocer tus escritos. Es algo desquiciante, mira que escribir lo que te digo. Además, estoy leyendo lo que escribes, eso, y anotas fielmente lo que digo. Es desquiciante. Me desquicia. Pues vale, anota lo siguiente: mañana cogeré las maletas y no te molestes, fin de vacaciones, me iré yo solita, cogeré el autobús y me iré a la capital, y no volveré a verte más.
Lo juro, va a ser difícil intimar a una mujer, no conozco otra mujer con más capacidad de aguante que yo, que te admiro tanto, no entiendo esas cosas, a las mujeres hay que tratarlas con cariño. Las invitas a comer en un restaurante y si ahora estamos en la nieve pues, disfrutar de la nieve, no hace falta esquiar, sino dar un paseo por la estación de esquí... Me deprime esto, solamente veo folios, folios para la papelera, folios para sobres, folios para nada, correspondencias con gente, venga, paquetes de folios.
¡Qué manía! y no te entiendo nada, lo último que leí algo tuyo no tiene nada que comentar, no tiene argumento, ni siquiera tu vida tiene rgumento. En la vida hay que tener argumento y si no, andamos perdidos. Quizás digo barbaridades, es que el porro no me ha sentado bien, me enfado por cualquier cosa, llevo toda la mañana sentada en el borde de la cama y tú, venga, dar al teclado, me he fumado varios porros, y tú, venga dar, al teclado, es insoportable.
He tenido que ir solita a la cafetería a desayunar, ¿y sabes?, dos tipos han intentado ligarme, les dije que tengo novio y tal. Si no me voy con los tipos esos, de verdad, seguro que esos tipos me enseñarían a esquiar y otras cosas. De verdad, pero lo tuyo es aburridísimo, no estaba muy segura de dejarte, pero cada vez me convence más, he decidido dejarte, prepararé las maletas.
Ya que escribes lo que digo, qué fastidio, ponga como título carta de despedida. Así, carta de despedida, carta de despedida, carta de despedida, ¿te enteras?, ¡por estúpido!.
¡No te quiero!. No entiendo cómo te conocí. Me voy a liar otro porro, ¿quieres una calada?. Los porros, me dijiste, te caían mal, me acuerdo el quinto día después de conocerte, yo me acuerdo de los días esos, cuando te fumaste dos porros conmigo, te pusiste tan tierno, apoyaste la cabeza sobre mi pecho, y me decías que te sentías muy mal por los porros...
No sé qué estoy diciendo, así de claro. Te dejo, no vuelvas a llamarme por teléfono, fíjate... Mírame, por lo menos. No me mira, vaya, con la cabeza gachá y dando al teclado, es increíble, nadie ha hecho tanto por ti, mira lo que hago con tu número de teléfono, lo quemo... escriba eso, Elisa coge el mechero y prende fuego al número de fuego...
Joder, al número de teléfono, estoy harta, y me da vuelta la cabeza. Voy a coger una lata de cerveza en la nevera, el ruido incesante de la máquina de escribir y el silencio de la habitación me aturde, y quien habla únicamente soy yo, te tiras horas sin hablar, qué manía, me largo...
Miguel Ángel Sánchez Valderrama
No sé que hacemos aquí en esta habitación, en todo lo alto de la montaña, todo lleno de nieve, la gente esquiando, y nosotros aquí en esta habitación, uno de los hoteles más baratuchos. La manía por los hoteles baratos, claro, como no te gustan las cosas de lujo, prefieres lo barato, lo marginal, y no haces más que teclear, te refugias en una esquina y no miras más allá, que al otro lado del muro hay gente que disfruta de la nieve, y yo aquí....
Realmente no entiendo a alguien como tú que tiene la manía de escribir, aunque reconozca que no eres nadie. La gente que escribe se cree alguien por encima... De verdad, a la hora de la verdad, son aburridos, otra cosa es lo que dicen los escritos, los libros, los folios, como en tu caso que no tienes libros publicados ni te presentas a premios. ¿Sabes?, no sé para quién escribes, he leído cosas tuyas acá y allá, mientras escribes silenciosamente y veo que dices cualquier cosa, y como ahora que estás escribiendo lo que te estoy diciendo.
Eso no vale, porque estás escribiendo paparruchadas, y eso no tiene sentido, qué sentido tiene escribir lo que te estoy diciendo, eso demuestra tu falta de imaginación... ¿quieres dejar de escribir lo que te hablo?. De verdad, quiero hablar seriamente contigo, no entiendo todo eso, ¿Qué valor puede tener escribir lo que digo?, si digo mierda, escribe mierda, mierda, mierda. Basta ya, me pones nerviosa, eres un fanático.
No entiendo, ya que escribes lo que digo, que en vez de estar tecleando a la máquina de escribir no estuviera esquiando, no te gusta nada, no sé como se te ocurren cosas si no experimentas nada. Lo bonito que es esquiar y luego ir a la discoteca y luego hacer el amor... y nada, tú y tus manías, eso es una manía, lo de darle a la máquina de escribir, no entiendo. Venga dar al teclado, para eso trabajas de mecanógrafo, eso me saca de quicio.
¿A dónde irán mis palabras?. Quiero que seas más juguetón conmigo, me aburre esto, no sé qué hacer, si liarme un porro o ir a esquiar, ya sé que me dices que me vaya sola, que tú te quedas en esta mierda de habitación con tu máquina de escribir. No puede ser, sería mejor que tuvieras un tratamiento mental, estar adicto a la máquina de escribir es malsano para la mente, no soy yo la que tenga que decir eso, por que realmente soy una desquiciada, pero siempre hago algo, algo normal digo y no estoy aferrada a algo enfermizamente, además me gusta estar contigo.
Pero, no sabía que tuvieras tantas manías. Si fueras más sociable serías el tipo más perfecto que he conocido en la vida, pero te falta eso, sociabilidad. ¿Son los escritores antisociales?, he conocido escritores realmente estupendos en todo, son tan sociables como antisociables, lo tuyo es amargura, y además no sirve de nada escribir, porque no tienes interés en perfeccionar la escritura ni en dar a conocer tus escritos. Es algo desquiciante, mira que escribir lo que te digo. Además, estoy leyendo lo que escribes, eso, y anotas fielmente lo que digo. Es desquiciante. Me desquicia. Pues vale, anota lo siguiente: mañana cogeré las maletas y no te molestes, fin de vacaciones, me iré yo solita, cogeré el autobús y me iré a la capital, y no volveré a verte más.
Lo juro, va a ser difícil intimar a una mujer, no conozco otra mujer con más capacidad de aguante que yo, que te admiro tanto, no entiendo esas cosas, a las mujeres hay que tratarlas con cariño. Las invitas a comer en un restaurante y si ahora estamos en la nieve pues, disfrutar de la nieve, no hace falta esquiar, sino dar un paseo por la estación de esquí... Me deprime esto, solamente veo folios, folios para la papelera, folios para sobres, folios para nada, correspondencias con gente, venga, paquetes de folios.
¡Qué manía! y no te entiendo nada, lo último que leí algo tuyo no tiene nada que comentar, no tiene argumento, ni siquiera tu vida tiene rgumento. En la vida hay que tener argumento y si no, andamos perdidos. Quizás digo barbaridades, es que el porro no me ha sentado bien, me enfado por cualquier cosa, llevo toda la mañana sentada en el borde de la cama y tú, venga, dar al teclado, me he fumado varios porros, y tú, venga dar, al teclado, es insoportable.
He tenido que ir solita a la cafetería a desayunar, ¿y sabes?, dos tipos han intentado ligarme, les dije que tengo novio y tal. Si no me voy con los tipos esos, de verdad, seguro que esos tipos me enseñarían a esquiar y otras cosas. De verdad, pero lo tuyo es aburridísimo, no estaba muy segura de dejarte, pero cada vez me convence más, he decidido dejarte, prepararé las maletas.
Ya que escribes lo que digo, qué fastidio, ponga como título carta de despedida. Así, carta de despedida, carta de despedida, carta de despedida, ¿te enteras?, ¡por estúpido!.
¡No te quiero!. No entiendo cómo te conocí. Me voy a liar otro porro, ¿quieres una calada?. Los porros, me dijiste, te caían mal, me acuerdo el quinto día después de conocerte, yo me acuerdo de los días esos, cuando te fumaste dos porros conmigo, te pusiste tan tierno, apoyaste la cabeza sobre mi pecho, y me decías que te sentías muy mal por los porros...
No sé qué estoy diciendo, así de claro. Te dejo, no vuelvas a llamarme por teléfono, fíjate... Mírame, por lo menos. No me mira, vaya, con la cabeza gachá y dando al teclado, es increíble, nadie ha hecho tanto por ti, mira lo que hago con tu número de teléfono, lo quemo... escriba eso, Elisa coge el mechero y prende fuego al número de fuego...
Joder, al número de teléfono, estoy harta, y me da vuelta la cabeza. Voy a coger una lata de cerveza en la nevera, el ruido incesante de la máquina de escribir y el silencio de la habitación me aturde, y quien habla únicamente soy yo, te tiras horas sin hablar, qué manía, me largo...
RETRATO DE UN PASADO
María Lourdes Pacheco Hernández
Busco enaltecer aquel rincón del recuerdo que se mece entre mis sueños, dibujando promesas infinitas, cual tiempo indefinido, cual efímera existencia del día y la noche ... en su eterno renacer. Busco embriagarme de recuerdos meditando con una canción evocada del pasado, la primera de todas, la belleza que me llenó... la que me hizo llorar una vez... la que me vistió de vida y desnudó mi mente.... la que hizo estremecer mi cuerpo con su aliento, llenó de esperanzas revoloteando cual espuma de mar en la orilla de un sentimiento... cuyas huellas esculpidas en mi piel suelen borrarse por momentos cuando el mar del desamor baña mis horas y mi rostro se empaña de lamentos. Yo le quería y le perdí... perdiéndome a mí misma, quizá.
Aún suelo romper en mil pedazos la espera, buscando un pretexto para arrojarme al abismo del olvido, mas las aves del recuerdo vuelven a mi, volando ante mis ojos, para luego dejar posar una flor en mi pecho... la flor del te quiero, el que no quiere fenecer aún, ni volverse efímero como la vida misma, la que me acompaña tras el atardecer de mis horas... que suelen volverse nada en tus labios, tan ausentes como la nieve en mi tierra, tan doliente como las llamas quemando mis entrañas y arrancándome un grito, ahogado por tiempo tras el avejentado silencio, el que suele escucharme sin críticas, el que suele abrazarme por ti...
Cuando el rocío de la evasión emerge de mis pies haciendo remolinos ante mi, espejismos empañando mi fe, aún encadenada al tiempo y al destino... sobre todo al destino, clamando por un amor cuya alma cobijaba la mía, con la plenitud de sus alas, volando tan lejos como podía... dejando en un beso la vida misma, un corazón de piel cálida, desnuda e inocente... boca de luna en mis entrañas... llanto de niño entre mis manos... las que no supieron contener tu existencia y convertirla en eternidad... mis manos fenecieron con las tuyas, dejando entrever la duda de si renacerían algún día...
Hoy reconozco mi verdad... mi única y auténtica verdad...
“Para amarte me bastó un día, para olvidarte una eternidad....”
Busco enaltecer aquel rincón del recuerdo que se mece entre mis sueños, dibujando promesas infinitas, cual tiempo indefinido, cual efímera existencia del día y la noche ... en su eterno renacer. Busco embriagarme de recuerdos meditando con una canción evocada del pasado, la primera de todas, la belleza que me llenó... la que me hizo llorar una vez... la que me vistió de vida y desnudó mi mente.... la que hizo estremecer mi cuerpo con su aliento, llenó de esperanzas revoloteando cual espuma de mar en la orilla de un sentimiento... cuyas huellas esculpidas en mi piel suelen borrarse por momentos cuando el mar del desamor baña mis horas y mi rostro se empaña de lamentos. Yo le quería y le perdí... perdiéndome a mí misma, quizá.
Aún suelo romper en mil pedazos la espera, buscando un pretexto para arrojarme al abismo del olvido, mas las aves del recuerdo vuelven a mi, volando ante mis ojos, para luego dejar posar una flor en mi pecho... la flor del te quiero, el que no quiere fenecer aún, ni volverse efímero como la vida misma, la que me acompaña tras el atardecer de mis horas... que suelen volverse nada en tus labios, tan ausentes como la nieve en mi tierra, tan doliente como las llamas quemando mis entrañas y arrancándome un grito, ahogado por tiempo tras el avejentado silencio, el que suele escucharme sin críticas, el que suele abrazarme por ti...
Cuando el rocío de la evasión emerge de mis pies haciendo remolinos ante mi, espejismos empañando mi fe, aún encadenada al tiempo y al destino... sobre todo al destino, clamando por un amor cuya alma cobijaba la mía, con la plenitud de sus alas, volando tan lejos como podía... dejando en un beso la vida misma, un corazón de piel cálida, desnuda e inocente... boca de luna en mis entrañas... llanto de niño entre mis manos... las que no supieron contener tu existencia y convertirla en eternidad... mis manos fenecieron con las tuyas, dejando entrever la duda de si renacerían algún día...
Hoy reconozco mi verdad... mi única y auténtica verdad...
“Para amarte me bastó un día, para olvidarte una eternidad....”
ODIO LOS FINES DE SEMANA
ODIO LOS FINES DE SEMANA
Belén Reyes Redondo
Odio los fines de semana. Mi estado interior es tan deficiente que, al no tener las horas ocupadas, se convierte en un auténtico viaje kamikaze.
Viernes medio día, llegar a casa. La tarde comienza a crecer como una lengua que me ahoga. Enciendo la televisión. Me trago una película hortera que incluso, a veces, me hace llorar, y si hay persecuciones o intrigas consigue que me muerda las uñas, maltratadas ya seriamente durante veintinueve años.
Cualquier cosa me provoca sensaciones que me cuesta mucho sostener, debido al estado interior en el que me encuentro. Es como si el fascista del tiempo hubiese dado un golpe de estado en el país de mi pecho y, a ciertas horas, cuando me encuentro en toque de queda, ningún sentimiento, recuerdo, duda o pensamiento, se atreviese a pasear por mi interior.
Y me quedo desierta; sentada en el salón, con los ojos postizos de tanto mirar las mismas cosas: las estanterías con los libros, que se supone han colaborado a ser lo que soy. Las fotografías. Las cintas de música. Los juguetes que colecciono, como niños muertos. La estufa que cada dos por tres se cae, porque la sostiene un pie que no es el suyo. El altar que tengo encima de un tronco con estampitas del Sagrado Corazón, varias cruces estrambóticas, dos serpientes de arcilla, un dios indio de mármol comprado en el Templo de los Monos en Jaipur, un coche de hojalata, un llavero, un cazo de sopa al que se le rompió el mango con una vela dentro, una virgencita de plástico metida en una especie de supositorio transparente, que en la oscuridad luce y da un poco de cosa...Y un hacha que era de mi abuela clavada en mitad de todo ello. La verdad es que mi altar es lo más parecido a mí, parece el coño de la Bernarda, abierto a todo, encendido todo. Y un doloroso hachazo en el centro.
Y así me quedo con los ojos postizos de tanto mirar este espacio loco que ya me conoce y sabe, que antes de que cierre la frutera que vende de todo o el bar del mariquilla, bajaré a comprar cerveza y tabaco, aun a sabiendas de que se ha terminado la leche y el papel higiénico.
Y como un rito me pondré la cerveza y encenderé las velas de mi altar y una varita de sándalo, y tal vez me ponga una música triste de piano. Beberé cerveza ante mi cuaderno sobre el cual abortaré versos no deseados. Después miraré fijamente la televisión apagada o la hora parpadeante del vídeo, y empezaré a preocuparme por la hora que es y aún no ha llamado quien deseo con toda mi vida que lo haga.
Entonces, ya cargadita de cerveza, me endemoniaré mirando el teléfono e imaginaré que el cable se mueve y eso quiere decir que de un momento a otro va a sonar. Comenzaré a hacer neuróticos juegos mentales, como por ejemplo: si se me cae la ceniza del cigarro en esta posición, ya no llama; o si esta canción acaba antes de contar cincuenta, ya seguro que no.
Y mientras sigo inventando neuróticos juegos y haciendo trampas y trampas, de pronto sonará el teléfono al compás de mi taquicardia. Y al cogerlo oiré la voz de mi madre, pausada y como de una lana suave. Y me dirá:-¿qué haces? ¿cómo no sales?¿estás sola?-. Y yo la escucharé con cariño los primeros segundos, pero después dejaré de escucharla porque estaré pensando que, tal vez, en ese preciso momento me estén llamando y si está comunicando ya no me volverán a llamar. Entonces aceleraré la conversación, y mi pobre madre no podrá terminar de contarme la causa de esas profundas ojeras que advertí en su rostro hace dos días, cuando vino a traerme al trabajo, como a menudo hace, una bolsa de Simago llena de comida.
Seguiré endemoniada con el teléfono. Y cuando esté lo suficientemente borracha, marcaré el teléfono de mi primer amor y colgaré. O llamaré algúna amiga y le contaré cosas de las que no me acordaré al día siguiente.
Y correrán por las calles de mi pecho, aun con el toque de queda, todos los sentimientos y pensamientos que ni la dictadura más sólida puede someter. Y veré al ejército del dolor ametrallando cruelmente sus carreras. Y sentiré desplomarse sus cuerpos dentro de mí, lívidos, ya sin peso. Y lo que fue amor, deseo o esperanza, ya no será nada.
Caeré en mi cama, exhausta. Y el sábado no querré amanecer, pero amaneceré. Y no querré ducharme, ni peinarme, ni quererme...Tan sólo querré desayunar, pero no habrá leche.
Recogeré de la habitación la montaña de ropa que intimida a las visitas y pondré una lavadora. Su ruido infernal me acompañará toda la mañana.
Y al tender la ropa sentiré las pinzas dentro de mí, sujetando los trozos de mi vida, centrifugada y rota. El sol comenzará a molestarme y me meteré dentro a buscar unas gafas de sol. Y mientras voy sujetando los trozos de mi vida, oiré a la vecina que me dice una de esas cosas sin sentido que se oyen de ventana a ventana mientras se tiende la ropa.
-Parece que hoy no llueve, ¿qué, colganndo la ropa?
No señora, si le parece estoy haciendo unas lentejas acróbatas, le contestaré mentalmente. Y al volverme para regalarle una sonrisa de Tele 5, se quedará espantada al verme con las gafas de sol y el pijama.
Este será el único momento del día que me provoque una sonrisa. Después vagaré por la casa con el pijama puesto todo el día, ya sin gafas de sol, pero con los ojos vueltos hacia dentro, como un zombi. Y sonará y sonará el teléfono, pero ya no lo cogeré.
Al anochecer encenderé de nuevo mi altar, y me sentiré muy sola y lloraré bajito. Y tal vez de madrugada me dé por llamar a New Delhi, como un vampiro egoísta que levanta de la cama a los amigos que más ama, y les chupa la sangre para seguir viviendo.
Llegará el domingo, y a eso de las doce haré un esfuerzo y bajaré por el periódico. Me dedicaré a su lectura con devota alegría, como si hubiese estado alejada del mundo durante mucho tiempo. después inventaré una comida con las pocas cosas que hay en la nevera y me podré a comer mientras Rosa María Mateo me cuenta lo que ha sucedido desde el viernes.
Según doy vueltas al café, me dará por pensar que en la pantalla de nuestros ojos debería existir un presentador enanito, como en el telediario, que informara sin ningún tipo de censura de todo lo que ocurre en el país de nuestro pecho. Esto evitaría el autismo afectivo, y bastaría con mirar a los seres que amamos para que lo entendieran todo.
Ya a la caída de la tarde recordaré con dolor todo lo sucedido desde el viernes a mediodía cuando llegué a casa. Y como una colegiala asustada haré cientos de promesas: dejar de fumar, dejar de beber, dejar de sentir, dejar de amar, dejar de escribir...Mientras cuento las horas que quedan para que llegue el lunes, y los robustos brazos del metro me cojan en volandas y me lleven al cole.
Publicado en Ediciones Torremozas. Colección Ellas también Cuentan. I Antología de Relatos de Mujeres.
Belén Reyes Redondo
Odio los fines de semana. Mi estado interior es tan deficiente que, al no tener las horas ocupadas, se convierte en un auténtico viaje kamikaze.
Viernes medio día, llegar a casa. La tarde comienza a crecer como una lengua que me ahoga. Enciendo la televisión. Me trago una película hortera que incluso, a veces, me hace llorar, y si hay persecuciones o intrigas consigue que me muerda las uñas, maltratadas ya seriamente durante veintinueve años.
Cualquier cosa me provoca sensaciones que me cuesta mucho sostener, debido al estado interior en el que me encuentro. Es como si el fascista del tiempo hubiese dado un golpe de estado en el país de mi pecho y, a ciertas horas, cuando me encuentro en toque de queda, ningún sentimiento, recuerdo, duda o pensamiento, se atreviese a pasear por mi interior.
Y me quedo desierta; sentada en el salón, con los ojos postizos de tanto mirar las mismas cosas: las estanterías con los libros, que se supone han colaborado a ser lo que soy. Las fotografías. Las cintas de música. Los juguetes que colecciono, como niños muertos. La estufa que cada dos por tres se cae, porque la sostiene un pie que no es el suyo. El altar que tengo encima de un tronco con estampitas del Sagrado Corazón, varias cruces estrambóticas, dos serpientes de arcilla, un dios indio de mármol comprado en el Templo de los Monos en Jaipur, un coche de hojalata, un llavero, un cazo de sopa al que se le rompió el mango con una vela dentro, una virgencita de plástico metida en una especie de supositorio transparente, que en la oscuridad luce y da un poco de cosa...Y un hacha que era de mi abuela clavada en mitad de todo ello. La verdad es que mi altar es lo más parecido a mí, parece el coño de la Bernarda, abierto a todo, encendido todo. Y un doloroso hachazo en el centro.
Y así me quedo con los ojos postizos de tanto mirar este espacio loco que ya me conoce y sabe, que antes de que cierre la frutera que vende de todo o el bar del mariquilla, bajaré a comprar cerveza y tabaco, aun a sabiendas de que se ha terminado la leche y el papel higiénico.
Y como un rito me pondré la cerveza y encenderé las velas de mi altar y una varita de sándalo, y tal vez me ponga una música triste de piano. Beberé cerveza ante mi cuaderno sobre el cual abortaré versos no deseados. Después miraré fijamente la televisión apagada o la hora parpadeante del vídeo, y empezaré a preocuparme por la hora que es y aún no ha llamado quien deseo con toda mi vida que lo haga.
Entonces, ya cargadita de cerveza, me endemoniaré mirando el teléfono e imaginaré que el cable se mueve y eso quiere decir que de un momento a otro va a sonar. Comenzaré a hacer neuróticos juegos mentales, como por ejemplo: si se me cae la ceniza del cigarro en esta posición, ya no llama; o si esta canción acaba antes de contar cincuenta, ya seguro que no.
Y mientras sigo inventando neuróticos juegos y haciendo trampas y trampas, de pronto sonará el teléfono al compás de mi taquicardia. Y al cogerlo oiré la voz de mi madre, pausada y como de una lana suave. Y me dirá:-¿qué haces? ¿cómo no sales?¿estás sola?-. Y yo la escucharé con cariño los primeros segundos, pero después dejaré de escucharla porque estaré pensando que, tal vez, en ese preciso momento me estén llamando y si está comunicando ya no me volverán a llamar. Entonces aceleraré la conversación, y mi pobre madre no podrá terminar de contarme la causa de esas profundas ojeras que advertí en su rostro hace dos días, cuando vino a traerme al trabajo, como a menudo hace, una bolsa de Simago llena de comida.
Seguiré endemoniada con el teléfono. Y cuando esté lo suficientemente borracha, marcaré el teléfono de mi primer amor y colgaré. O llamaré algúna amiga y le contaré cosas de las que no me acordaré al día siguiente.
Y correrán por las calles de mi pecho, aun con el toque de queda, todos los sentimientos y pensamientos que ni la dictadura más sólida puede someter. Y veré al ejército del dolor ametrallando cruelmente sus carreras. Y sentiré desplomarse sus cuerpos dentro de mí, lívidos, ya sin peso. Y lo que fue amor, deseo o esperanza, ya no será nada.
Caeré en mi cama, exhausta. Y el sábado no querré amanecer, pero amaneceré. Y no querré ducharme, ni peinarme, ni quererme...Tan sólo querré desayunar, pero no habrá leche.
Recogeré de la habitación la montaña de ropa que intimida a las visitas y pondré una lavadora. Su ruido infernal me acompañará toda la mañana.
Y al tender la ropa sentiré las pinzas dentro de mí, sujetando los trozos de mi vida, centrifugada y rota. El sol comenzará a molestarme y me meteré dentro a buscar unas gafas de sol. Y mientras voy sujetando los trozos de mi vida, oiré a la vecina que me dice una de esas cosas sin sentido que se oyen de ventana a ventana mientras se tiende la ropa.
-Parece que hoy no llueve, ¿qué, colganndo la ropa?
No señora, si le parece estoy haciendo unas lentejas acróbatas, le contestaré mentalmente. Y al volverme para regalarle una sonrisa de Tele 5, se quedará espantada al verme con las gafas de sol y el pijama.
Este será el único momento del día que me provoque una sonrisa. Después vagaré por la casa con el pijama puesto todo el día, ya sin gafas de sol, pero con los ojos vueltos hacia dentro, como un zombi. Y sonará y sonará el teléfono, pero ya no lo cogeré.
Al anochecer encenderé de nuevo mi altar, y me sentiré muy sola y lloraré bajito. Y tal vez de madrugada me dé por llamar a New Delhi, como un vampiro egoísta que levanta de la cama a los amigos que más ama, y les chupa la sangre para seguir viviendo.
Llegará el domingo, y a eso de las doce haré un esfuerzo y bajaré por el periódico. Me dedicaré a su lectura con devota alegría, como si hubiese estado alejada del mundo durante mucho tiempo. después inventaré una comida con las pocas cosas que hay en la nevera y me podré a comer mientras Rosa María Mateo me cuenta lo que ha sucedido desde el viernes.
Según doy vueltas al café, me dará por pensar que en la pantalla de nuestros ojos debería existir un presentador enanito, como en el telediario, que informara sin ningún tipo de censura de todo lo que ocurre en el país de nuestro pecho. Esto evitaría el autismo afectivo, y bastaría con mirar a los seres que amamos para que lo entendieran todo.
Ya a la caída de la tarde recordaré con dolor todo lo sucedido desde el viernes a mediodía cuando llegué a casa. Y como una colegiala asustada haré cientos de promesas: dejar de fumar, dejar de beber, dejar de sentir, dejar de amar, dejar de escribir...Mientras cuento las horas que quedan para que llegue el lunes, y los robustos brazos del metro me cojan en volandas y me lleven al cole.
Publicado en Ediciones Torremozas. Colección Ellas también Cuentan. I Antología de Relatos de Mujeres.
domingo, 13 de septiembre de 2009
LA GOTERA
LA GOTERA
Luigi Valente
¿Has escuchado alguna vez la insistencia de una gotera que se diluye en la eternidad?
Gota a gota, el ritmo cadencioso se come mi silencio y lo convierte en un pesar desesperante y amargo que busca alejarme del semblante tranquilo que cubre mis emociones, si no feliz, tranquilo.
Así tu desnudez altisonante golpea como una gotera el metal que cubre mi alma. Perpetuo goteo que me atormenta, que me destruye, que me hace dejar a un lado mi presente para revolcarme en las olas de un pasado blanco que se funde con el negro del rencor.
Cada gota es un momento que prefiero olvidar, cada gota es una sonrisa que ha mutado hasta convertirse en un grito impaciente que busca regresar el tiempo y a la vez morir. ¿Existe solución? ¿Es la muerte el camino?.
Es tan enérgico el acompasado vaivén de la gotera, que mi corazón parece darse por vencido. Noches sin despojarme de tu rostro venusto y arriesgado, días que se dividen en segundos malditos que torturan mi ser.
En el intento por detener el gotear de tu omnipresencia, se hace latente la imposibilidad de evitarte, no hay solución, la gotera seguirá en mi corazón.
Luigi Valente
¿Has escuchado alguna vez la insistencia de una gotera que se diluye en la eternidad?
Gota a gota, el ritmo cadencioso se come mi silencio y lo convierte en un pesar desesperante y amargo que busca alejarme del semblante tranquilo que cubre mis emociones, si no feliz, tranquilo.
Así tu desnudez altisonante golpea como una gotera el metal que cubre mi alma. Perpetuo goteo que me atormenta, que me destruye, que me hace dejar a un lado mi presente para revolcarme en las olas de un pasado blanco que se funde con el negro del rencor.
Cada gota es un momento que prefiero olvidar, cada gota es una sonrisa que ha mutado hasta convertirse en un grito impaciente que busca regresar el tiempo y a la vez morir. ¿Existe solución? ¿Es la muerte el camino?.
Es tan enérgico el acompasado vaivén de la gotera, que mi corazón parece darse por vencido. Noches sin despojarme de tu rostro venusto y arriesgado, días que se dividen en segundos malditos que torturan mi ser.
En el intento por detener el gotear de tu omnipresencia, se hace latente la imposibilidad de evitarte, no hay solución, la gotera seguirá en mi corazón.
¿Hacia donde voy?
Esta es una buena pregunta para hacernos en éste momento. Estamos recién iniciando un nuevo año y probablemente ya anden por su cabeza rondando propósitos y metas para mejorar su vida, tal ves algunas sean “recicladas” del año pasado, y otras surgen ante nuevas situaciones de la vida.
Hoy, quiero compartir con usted algunas pautas que pueden ayudarle en la búsqueda del camino para alcanzar sus metas y con ello conseguir una mejor calidad de vida, en paz y armonía primero, con usted mismo y luego con quienes le rodean.
1- Trabaje en conocerse:
El principal problema de muchas personas es que no tienen ni idea de qué quieren en la vida. Se mueven al ritmo de los demás. Son expertos y expertas en complacer siempre a los demás sin importar lo que ellos/as quieren. Pueden colapsar ante la simple pregunta ¿qué quieres? Esto porque les resulta más habitual andar detrás de los demás tratando de adivinar la mejor forma para complacerles. De alguna manera este puede ser un mecanismo de escape, porque si no me siente satisfecho(a) conmigo mismo, la mejor manera de obviarlo es fijándome en los demás para no tener que verme a mi. Esto funcionaría si no te sintieras infeliz… pero la verdad es que este tipo de conducta siempre te va a generar sentimientos de tristeza.
Trabaja en conocerte. Has viajes mentales en donde tengas la libertad de pensar qué es lo que anhelas, a dónde deseas ir. Recuerda que soñar no cuesta nada y no estas en la obligación de compartir ni tus sueños ni tus pensamientos. Visualízate disfrutando de los beneficios de ser lo que quieres ser. Un ejercicio que te puede ayudar es el escribir tus sueños. No tienes que hacer una obra colosal, tan sólo date el permiso de pensar que deseas en tu vida.
2- Trabaje en mejorar la comunicación con quienes le rodean
Este puede ser un propósito que requiere de mucha valentía, pero que a la larga le traerá enormes sentimientos de felicidad.
Muchas personas viven vidas paralelas porque no tienen o no saben cómo comunicarse con sus parejas, hijos/as, familiares, compañeros de trabajo, jefes, etc; entonces como un escape empiezan a fantasear para sí mismos… “si le hubiera dicho….”. Reviven situaciones que pasaron en su vida real en la fantasía, en donde logran decir y hasta actuar de la manera que jamás se atreverían hacer en la vida real.
Muchos se escapan también detrás de esta frase “mejor no le dije nada, porque si le decía algo no me iba a controlar”, “me callé para evitar más problemas”. Una amiga vivía una situación de violencia pasivo agresiva con su familia. En algún momento le hice la comparación con esas novelas populares que giran en torno a dramas de “culebras vengativas” que solo andan detrás buscando maneras de hacer daño. Así era su familia. Sus historias no dejaban de impresionarme, pero al pasar del tiempo, me empezó a asombrar más su respuesta; siempre era la misma : PASIVA. - ¿Y vos que hiciste? - Nada. La verdad es que mejor no hacer más problemas… - ¿Y vos que hiciste? - Nada. Las ignoré…. - ¿Y vos que hiciste? - Nada, me hice la loca…. Así era siempre su reacción.
No podemos andar por la vida permitiendo que los demás nos utilicen de alfombra. Es importante que usted trabaje en desarrollar la capacidad de comunicar lo que usted siente o necesita. Comunique de forma asertiva sus necesidades. Esta practica como decía al principio no es fácil, porque resulta que a muchas personas no les gusta recibir respuestas asertivas, pero a la larga se acostumbran y empiezan a modificar sus demandas. Pero todo depende de usted.
3- Establezca prioridades
Deshágase de ese mal hábito de decirle que sí a todos y a todo. No confunda el don de servicio con el servilismo.
Las personas serviles son aquellas que no tienen un camino trazado. Van hacia donde los demás les piden “el favor” que vayan. Les cuesta decir No aún y cuando se sientan realmente infelices, ellos/as terminan siempre diciendo que sí.
Bajo esta rutina, sufren ellos/as y sufren quienes les rodean. Unos, porque por andar detrás de los demás no terminan de complacerse a sí mismos y quienes les rodean, porque no hay nada peor que no saber cuando contar con alguien, principalmente cuando es papá o mamá. Los hijos/as muchas veces entran en conflictos con sus padres porque en ésta incapacidad de ponerle límites a los demás, terminan siendo arrastrados en el mismo patrón. ¿Cuál puede ser el resultado? Hijos/as que viven solo para complacerse a sí mismos porque no quieren seguir con el patrón de papá o de mamá, o hijos/as que se convierten al igual que sus padres, en seres serviles.
Ponga límites. El tiempo de familia es insustituible. Si hay planes familiares, estos deben tener su prioridad. No quiere decir que tienen que moverse todos juntos en familia a todo lugar. Cada miembro puede tener su propia vida y una vida de familia. Se trata de que aprendamos a dar un orden a nuestros espacios de vida.
Recuerdo que de adolescente, mi mamá se refugio más de la cuenta en la iglesia pues recién había muerto mi papá y la iglesia fue su escape. Ella iba a la iglesia de lunes a domingo. Muchas veces nosotros íbamos con ella. En otras ocasiones nos quedábamos solos en la casa. Sin darse cuenta mi mamá, empezamos a recibir visitas de “amigos” cuando ella no estaba. Mi hermano pequeño fue quien más sufrió su ausencia, pues empezó a revelarse y a tomar caminos que no eran convenientes. Mi mamá cuando empezó a ver los síntomas, retomó el tiempo de familia, empezó a establecer más controles y la situación mejoró notablemente porque sus prioridades cambiaron; no dejó la iglesia; siguió asistiendo, pero había días en que hacíamos el culto en la casa; leíamos la Biblia y orábamos en familia.
4- Haga un plan para cumplir sus metas
Las metas no se van a cumplir solo con pensarlas. Hace falta actuar. Evalúe las posibilidades que tiene de que esas metas se cumplan. Ponga plazos para ir alcanzándolas poco a poco. No trate de conseguir todo a la fuerza o de manera fácil porque probablemente si las cosas no salen tal cual el plan, las terminará abandonando. Establezca pasos o etapas para conseguir sus metas. Haga mapas mentales del camino que debe seguir y evite ponerse plazos absurdos. Por ejemplo, si una de sus metras en bajar de peso; establezca cuanto peso cree que puede bajar por mes. Empiece eliminando ciertos gustitos de comidas. Antes de meterse en una dieta forzosa, sería conveniente que empiece a reducir las cantidades de alimentos o antes de meterse a un programa físico, inicie con pequeñas caminatas. La idea es que su meta sea alcanzable. Si se trata de conseguir un nuevo trabajo, inicie teniendo muy claro que tipo de trabajo le gustaría, cual horario le sería más conveniente, cuánto cree que debería de ganar. Estudié las posibilidades, pero sea sobre todo realista; no pesimista. Muchas personas han logrado surgir a partir de pequeñas oportunidades. Tenga las puertas abiertas, pero salga a echar de ves en cuando un vistazo.
Espero de todo corazón que éste año sea de mucha bendición y crecimiento espiritual, emocional, laboral….
Comparto con ustedes la bendición que mi mamá siempre me da, Aprópiese usted también de esta promesa:
“Jehová te bendiga y te guarde, Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti y tenga de ti misericordia. Jehová alce sobre ti su rostro y ponga en ti paz.” Números 6: 24-26
¡ Hasta entonces!
Licda. Tatiana Carrillo Gamboa.
Psicóloga- Psicopedagoga
Hoy, quiero compartir con usted algunas pautas que pueden ayudarle en la búsqueda del camino para alcanzar sus metas y con ello conseguir una mejor calidad de vida, en paz y armonía primero, con usted mismo y luego con quienes le rodean.
1- Trabaje en conocerse:
El principal problema de muchas personas es que no tienen ni idea de qué quieren en la vida. Se mueven al ritmo de los demás. Son expertos y expertas en complacer siempre a los demás sin importar lo que ellos/as quieren. Pueden colapsar ante la simple pregunta ¿qué quieres? Esto porque les resulta más habitual andar detrás de los demás tratando de adivinar la mejor forma para complacerles. De alguna manera este puede ser un mecanismo de escape, porque si no me siente satisfecho(a) conmigo mismo, la mejor manera de obviarlo es fijándome en los demás para no tener que verme a mi. Esto funcionaría si no te sintieras infeliz… pero la verdad es que este tipo de conducta siempre te va a generar sentimientos de tristeza.
Trabaja en conocerte. Has viajes mentales en donde tengas la libertad de pensar qué es lo que anhelas, a dónde deseas ir. Recuerda que soñar no cuesta nada y no estas en la obligación de compartir ni tus sueños ni tus pensamientos. Visualízate disfrutando de los beneficios de ser lo que quieres ser. Un ejercicio que te puede ayudar es el escribir tus sueños. No tienes que hacer una obra colosal, tan sólo date el permiso de pensar que deseas en tu vida.
2- Trabaje en mejorar la comunicación con quienes le rodean
Este puede ser un propósito que requiere de mucha valentía, pero que a la larga le traerá enormes sentimientos de felicidad.
Muchas personas viven vidas paralelas porque no tienen o no saben cómo comunicarse con sus parejas, hijos/as, familiares, compañeros de trabajo, jefes, etc; entonces como un escape empiezan a fantasear para sí mismos… “si le hubiera dicho….”. Reviven situaciones que pasaron en su vida real en la fantasía, en donde logran decir y hasta actuar de la manera que jamás se atreverían hacer en la vida real.
Muchos se escapan también detrás de esta frase “mejor no le dije nada, porque si le decía algo no me iba a controlar”, “me callé para evitar más problemas”. Una amiga vivía una situación de violencia pasivo agresiva con su familia. En algún momento le hice la comparación con esas novelas populares que giran en torno a dramas de “culebras vengativas” que solo andan detrás buscando maneras de hacer daño. Así era su familia. Sus historias no dejaban de impresionarme, pero al pasar del tiempo, me empezó a asombrar más su respuesta; siempre era la misma : PASIVA. - ¿Y vos que hiciste? - Nada. La verdad es que mejor no hacer más problemas… - ¿Y vos que hiciste? - Nada. Las ignoré…. - ¿Y vos que hiciste? - Nada, me hice la loca…. Así era siempre su reacción.
No podemos andar por la vida permitiendo que los demás nos utilicen de alfombra. Es importante que usted trabaje en desarrollar la capacidad de comunicar lo que usted siente o necesita. Comunique de forma asertiva sus necesidades. Esta practica como decía al principio no es fácil, porque resulta que a muchas personas no les gusta recibir respuestas asertivas, pero a la larga se acostumbran y empiezan a modificar sus demandas. Pero todo depende de usted.
3- Establezca prioridades
Deshágase de ese mal hábito de decirle que sí a todos y a todo. No confunda el don de servicio con el servilismo.
Las personas serviles son aquellas que no tienen un camino trazado. Van hacia donde los demás les piden “el favor” que vayan. Les cuesta decir No aún y cuando se sientan realmente infelices, ellos/as terminan siempre diciendo que sí.
Bajo esta rutina, sufren ellos/as y sufren quienes les rodean. Unos, porque por andar detrás de los demás no terminan de complacerse a sí mismos y quienes les rodean, porque no hay nada peor que no saber cuando contar con alguien, principalmente cuando es papá o mamá. Los hijos/as muchas veces entran en conflictos con sus padres porque en ésta incapacidad de ponerle límites a los demás, terminan siendo arrastrados en el mismo patrón. ¿Cuál puede ser el resultado? Hijos/as que viven solo para complacerse a sí mismos porque no quieren seguir con el patrón de papá o de mamá, o hijos/as que se convierten al igual que sus padres, en seres serviles.
Ponga límites. El tiempo de familia es insustituible. Si hay planes familiares, estos deben tener su prioridad. No quiere decir que tienen que moverse todos juntos en familia a todo lugar. Cada miembro puede tener su propia vida y una vida de familia. Se trata de que aprendamos a dar un orden a nuestros espacios de vida.
Recuerdo que de adolescente, mi mamá se refugio más de la cuenta en la iglesia pues recién había muerto mi papá y la iglesia fue su escape. Ella iba a la iglesia de lunes a domingo. Muchas veces nosotros íbamos con ella. En otras ocasiones nos quedábamos solos en la casa. Sin darse cuenta mi mamá, empezamos a recibir visitas de “amigos” cuando ella no estaba. Mi hermano pequeño fue quien más sufrió su ausencia, pues empezó a revelarse y a tomar caminos que no eran convenientes. Mi mamá cuando empezó a ver los síntomas, retomó el tiempo de familia, empezó a establecer más controles y la situación mejoró notablemente porque sus prioridades cambiaron; no dejó la iglesia; siguió asistiendo, pero había días en que hacíamos el culto en la casa; leíamos la Biblia y orábamos en familia.
4- Haga un plan para cumplir sus metas
Las metas no se van a cumplir solo con pensarlas. Hace falta actuar. Evalúe las posibilidades que tiene de que esas metas se cumplan. Ponga plazos para ir alcanzándolas poco a poco. No trate de conseguir todo a la fuerza o de manera fácil porque probablemente si las cosas no salen tal cual el plan, las terminará abandonando. Establezca pasos o etapas para conseguir sus metas. Haga mapas mentales del camino que debe seguir y evite ponerse plazos absurdos. Por ejemplo, si una de sus metras en bajar de peso; establezca cuanto peso cree que puede bajar por mes. Empiece eliminando ciertos gustitos de comidas. Antes de meterse en una dieta forzosa, sería conveniente que empiece a reducir las cantidades de alimentos o antes de meterse a un programa físico, inicie con pequeñas caminatas. La idea es que su meta sea alcanzable. Si se trata de conseguir un nuevo trabajo, inicie teniendo muy claro que tipo de trabajo le gustaría, cual horario le sería más conveniente, cuánto cree que debería de ganar. Estudié las posibilidades, pero sea sobre todo realista; no pesimista. Muchas personas han logrado surgir a partir de pequeñas oportunidades. Tenga las puertas abiertas, pero salga a echar de ves en cuando un vistazo.
Espero de todo corazón que éste año sea de mucha bendición y crecimiento espiritual, emocional, laboral….
Comparto con ustedes la bendición que mi mamá siempre me da, Aprópiese usted también de esta promesa:
“Jehová te bendiga y te guarde, Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti y tenga de ti misericordia. Jehová alce sobre ti su rostro y ponga en ti paz.” Números 6: 24-26
¡ Hasta entonces!
Licda. Tatiana Carrillo Gamboa.
Psicóloga- Psicopedagoga
Amistad, Exprésala..!
Cierto día una maestra pidió a sus alumnos que pusieran los nombres de sus compañeros de clase en una hoja de papel, dejando un espacio entre nombres. Después les pidió que pensaran en la cosa más linda que pudieran decir de cada uno de sus compañeros y que lo escribieran debajo de su nombre.
Tomó el resto del período de la clase la tarea encomendada para poder terminar lo pedido. A medida que los alumnos dejaban el aula, entregaban a la maestra la hoja de papel.
Durante el fin de semana la maestra escribió el nombre de cada uno de sus alumnos en hojas separadas de papel y copió en ella todas las cosas lindas que cada uno de sus compañeros había escrito acerca de él.
El lunes ella entregó a cada alumno su lista. Casi inmediatamente toda la clase estaba sonriendo. "¿Es verdad?”, escuchó a alguien diciendo casi como en un susurro. "Yo nunca supe que podía significar algo para alguien”. "Yo no sabía que mis compañeros me querían tanto”, eran los comentarios.
Nadie volvió a mencionar aquellos papeles en clase. La maestra nunca supo si ellos comentaron su contenido con alguno de sus compañeros o con sus padres, pero eso no era lo importante. El ejercicio había cumplido su propósito. Los alumnos estaban felices consigo mismos y con sus compañeros.
Aquel grupo de alumnos siguió adelante y progresó. Varios años más tarde uno de los estudiantes fue muerto en Vietnam y la maestra asistió a su funeral. Ella nunca antes había visto a un soldado en su ataúd militar. Él se veía tan hermoso y tan maduro. La iglesia estaba llena con sus amigos. Uno a uno de aquellos que tanto lo apreciaban caminaron silenciosamente para darle una última mirada. La maestra fue la última en acercarse al ataúd. Mientras estaba allí, uno de los soldados que actuaba como guardia de honor se acercó a ella y le preguntó: "¿Era usted la profesora de matemáticas de Marcos?” Ella balbuceó: "Sí”. Entonces él dijo: "Marcos hablaba mucho acerca de usted”.
Después del funeral la mayoría de lo ex compañeros de Marcos fueron juntos a una merienda. Allí estaban también los padres de Marcos, obviamente deseando hablar con su profesora. "Queríamos mostrarle algo”, dijo el padre, sacando del bolsillo una billetera. "Lo encontraron en la ropa de Marcos cuando fue muerto. Pensamos que tal vez usted lo reconocería”, dijo.
Abriendo la billetera, sacó cuidadosamente dos pedazos de papel gastados que él había arreglado con cinta y que se veía que había sido abierto y cerrado muchas veces. La maestra se dio cuenta aún sin mirar mucho que era la hoja en la que ella había registrado todas las cosas lindas que los compañeros de Marcos habían escrito acerca de él.
"Gracias por haber hecho lo que hizo” dijo la madre de Marcos. "Como usted ve Marcos lo guardaba como un tesoro”.
Todos los ex compañeros de Marcos comenzaron a juntarse alrededor. Carlos sonrió y dijo tímidamente: "Yo todavía tengo mi lista. La tengo en el cajón de encima, de un armario que tengo en mi escritorio”. La esposa de Felipe dijo: "Felipe me pidió que pusiera el suyo en el álbum de casamiento”. "Yo tengo el mío también”, dijo Marilyn. "Está en mi diario”. Entonces Victoria, otra de sus compañeras, metió la mano en su cartera, sacó una billetera y mostró al grupo su gastada y arrugada lista. "Yo la llevo conmigo todo el tiempo” y sin siquiera pestañar dijo: "Yo creo que todos hemos conservado nuestras listas.
Fue entonces cuando la maestra se sentó y lloró. Lloró por Marcos y por todos sus compañeros que no lo volverían a ver.
La densidad de la población de nuestra sociedad es tan pesada que olvidamos que la vida va a terminar un día. Y no sabemos cuando será ese día.
Así que, por favor, dile a la gente que quieres que ellos son especiales e importantes… Si no lo haces habrás perdido una magnífica oportunidad de hacer algo realmente hermoso…
Tomó el resto del período de la clase la tarea encomendada para poder terminar lo pedido. A medida que los alumnos dejaban el aula, entregaban a la maestra la hoja de papel.
Durante el fin de semana la maestra escribió el nombre de cada uno de sus alumnos en hojas separadas de papel y copió en ella todas las cosas lindas que cada uno de sus compañeros había escrito acerca de él.
El lunes ella entregó a cada alumno su lista. Casi inmediatamente toda la clase estaba sonriendo. "¿Es verdad?”, escuchó a alguien diciendo casi como en un susurro. "Yo nunca supe que podía significar algo para alguien”. "Yo no sabía que mis compañeros me querían tanto”, eran los comentarios.
Nadie volvió a mencionar aquellos papeles en clase. La maestra nunca supo si ellos comentaron su contenido con alguno de sus compañeros o con sus padres, pero eso no era lo importante. El ejercicio había cumplido su propósito. Los alumnos estaban felices consigo mismos y con sus compañeros.
Aquel grupo de alumnos siguió adelante y progresó. Varios años más tarde uno de los estudiantes fue muerto en Vietnam y la maestra asistió a su funeral. Ella nunca antes había visto a un soldado en su ataúd militar. Él se veía tan hermoso y tan maduro. La iglesia estaba llena con sus amigos. Uno a uno de aquellos que tanto lo apreciaban caminaron silenciosamente para darle una última mirada. La maestra fue la última en acercarse al ataúd. Mientras estaba allí, uno de los soldados que actuaba como guardia de honor se acercó a ella y le preguntó: "¿Era usted la profesora de matemáticas de Marcos?” Ella balbuceó: "Sí”. Entonces él dijo: "Marcos hablaba mucho acerca de usted”.
Después del funeral la mayoría de lo ex compañeros de Marcos fueron juntos a una merienda. Allí estaban también los padres de Marcos, obviamente deseando hablar con su profesora. "Queríamos mostrarle algo”, dijo el padre, sacando del bolsillo una billetera. "Lo encontraron en la ropa de Marcos cuando fue muerto. Pensamos que tal vez usted lo reconocería”, dijo.
Abriendo la billetera, sacó cuidadosamente dos pedazos de papel gastados que él había arreglado con cinta y que se veía que había sido abierto y cerrado muchas veces. La maestra se dio cuenta aún sin mirar mucho que era la hoja en la que ella había registrado todas las cosas lindas que los compañeros de Marcos habían escrito acerca de él.
"Gracias por haber hecho lo que hizo” dijo la madre de Marcos. "Como usted ve Marcos lo guardaba como un tesoro”.
Todos los ex compañeros de Marcos comenzaron a juntarse alrededor. Carlos sonrió y dijo tímidamente: "Yo todavía tengo mi lista. La tengo en el cajón de encima, de un armario que tengo en mi escritorio”. La esposa de Felipe dijo: "Felipe me pidió que pusiera el suyo en el álbum de casamiento”. "Yo tengo el mío también”, dijo Marilyn. "Está en mi diario”. Entonces Victoria, otra de sus compañeras, metió la mano en su cartera, sacó una billetera y mostró al grupo su gastada y arrugada lista. "Yo la llevo conmigo todo el tiempo” y sin siquiera pestañar dijo: "Yo creo que todos hemos conservado nuestras listas.
Fue entonces cuando la maestra se sentó y lloró. Lloró por Marcos y por todos sus compañeros que no lo volverían a ver.
La densidad de la población de nuestra sociedad es tan pesada que olvidamos que la vida va a terminar un día. Y no sabemos cuando será ese día.
Así que, por favor, dile a la gente que quieres que ellos son especiales e importantes… Si no lo haces habrás perdido una magnífica oportunidad de hacer algo realmente hermoso…
La Otra Mujer
Después de varios años de matrimonio, descubrí una nueva manera de mantener viva la chispa del amor. Desde hace poco había comenzado a salir con otra mujer, en realidad había sido idea de mi esposa.
"Tú sabes que la amas." Me dijo un día, tomándome por sorpresa. "La vida es demasiado corta, debes dedicarle tiempo."
"¡Pero yo te amo a ti!" Protesté.
"Lo sé. Pero también la amas a ella."
La otra mujer, a quien mi esposa quería que yo visitara, era mi MADRE, quien era viuda desde hacía 19 años, pero las exigencias de mi trabajo y mis 3 hijos hacían que solo la visitara ocasionalmente Esa noche la llamé para invitarla a cenar y al cine. "¿Qué te ocurre? ¿Estás bien?" Me preguntó mi madre. Ella es el tipo de mujer que una llamada tarde en la noche, o una invitación sorpresiva es indicio de malas noticias.
"Creí que sería agradable pasar algún tiempo contigo." Le respondí. "Los dos solos."
Reflexionó sobre ello un momento. "Me agradaría muchísimo." Dijo.
Ese viernes mientras conducía para recogerla después del trabajo, me encontraba algo nervioso, era el nerviosismo que antecede a una cita... Y ¡por Dios, cuando llegué a su casa, advertí que ella también estaba muy emocionada con nuestra cita. Me esperaba en la puerta con su abrigo puesto, se había rizado el cabello y usaba el vestido con que celebró su último aniversario de boda, su rostro sonreía e irradiaba luz como un ángel.
"Les dije a mis amigas que iba a salir con mi hijo, y se mostraron muy impresionadas." Me comentó mientras subía a mi auto. "No pueden esperar a mañana para escuchar acerca de nuestra velada."
Fuimos a un restaurante no muy elegante, pero sí acogedor, mi madre se aferró a mi brazo como si fuera -La primera dama-. Cuando nos sentamos, tuve que leerle el menú. Sus ojos solo veían grandes figuras. Cuando iba por la mitad de las entradas, levanté la vista; mamá estaba sentada al otro lado de la mesa, y me miraba. Una sonrisa nostálgica se le delineaba en los labios.
"Era yo quien leía el menú cuando eras pequeño." Me dijo.
"Entonces es hora de que te relajes y me permitas devolver el favor." Respondí.
Durante la cena tuvimos una agradable conversación; nada extraordinario, solo ponernos al día con la vida del otro. Hablamos tanto que nos perdimos el cine.
"Saldré contigo otra vez, pero sólo si me dejas invitar." Dijo mi madre cuando la llevé a casa. Asentí.
"¿Cómo estuvo tu cita?" Quiso saber mi esposa cuando llegué aquella noche.
"Muy agradable... Mucho más de lo que imaginé." Contesté.
Días más tarde mi madre murió de un infarto masivo, todo fue tan rápido, no pude hacer nada. Al poco tiempo recibí un sobre con copia de un cheque del restaurante donde habíamos cenado mi madre y yo, y una nota que decía:
La cena la pagué por anticipado, estaba casi segura, de que no podría estar allí,
pero igual pagué 2 platos uno para ti y el otro para tu esposa,
jamás podrás entender lo que aquella noche significó para mí.
Te amo.
En ese momento comprendí la importancia de decir a tiempo: "TE AMO" y de darles a nuestros seres queridos el espacio que se merecen; nada en la vida será más importante que Dios y tu familia, dales tiempo, porque ellos no pueden esperar.
"Tú sabes que la amas." Me dijo un día, tomándome por sorpresa. "La vida es demasiado corta, debes dedicarle tiempo."
"¡Pero yo te amo a ti!" Protesté.
"Lo sé. Pero también la amas a ella."
La otra mujer, a quien mi esposa quería que yo visitara, era mi MADRE, quien era viuda desde hacía 19 años, pero las exigencias de mi trabajo y mis 3 hijos hacían que solo la visitara ocasionalmente Esa noche la llamé para invitarla a cenar y al cine. "¿Qué te ocurre? ¿Estás bien?" Me preguntó mi madre. Ella es el tipo de mujer que una llamada tarde en la noche, o una invitación sorpresiva es indicio de malas noticias.
"Creí que sería agradable pasar algún tiempo contigo." Le respondí. "Los dos solos."
Reflexionó sobre ello un momento. "Me agradaría muchísimo." Dijo.
Ese viernes mientras conducía para recogerla después del trabajo, me encontraba algo nervioso, era el nerviosismo que antecede a una cita... Y ¡por Dios, cuando llegué a su casa, advertí que ella también estaba muy emocionada con nuestra cita. Me esperaba en la puerta con su abrigo puesto, se había rizado el cabello y usaba el vestido con que celebró su último aniversario de boda, su rostro sonreía e irradiaba luz como un ángel.
"Les dije a mis amigas que iba a salir con mi hijo, y se mostraron muy impresionadas." Me comentó mientras subía a mi auto. "No pueden esperar a mañana para escuchar acerca de nuestra velada."
Fuimos a un restaurante no muy elegante, pero sí acogedor, mi madre se aferró a mi brazo como si fuera -La primera dama-. Cuando nos sentamos, tuve que leerle el menú. Sus ojos solo veían grandes figuras. Cuando iba por la mitad de las entradas, levanté la vista; mamá estaba sentada al otro lado de la mesa, y me miraba. Una sonrisa nostálgica se le delineaba en los labios.
"Era yo quien leía el menú cuando eras pequeño." Me dijo.
"Entonces es hora de que te relajes y me permitas devolver el favor." Respondí.
Durante la cena tuvimos una agradable conversación; nada extraordinario, solo ponernos al día con la vida del otro. Hablamos tanto que nos perdimos el cine.
"Saldré contigo otra vez, pero sólo si me dejas invitar." Dijo mi madre cuando la llevé a casa. Asentí.
"¿Cómo estuvo tu cita?" Quiso saber mi esposa cuando llegué aquella noche.
"Muy agradable... Mucho más de lo que imaginé." Contesté.
Días más tarde mi madre murió de un infarto masivo, todo fue tan rápido, no pude hacer nada. Al poco tiempo recibí un sobre con copia de un cheque del restaurante donde habíamos cenado mi madre y yo, y una nota que decía:
La cena la pagué por anticipado, estaba casi segura, de que no podría estar allí,
pero igual pagué 2 platos uno para ti y el otro para tu esposa,
jamás podrás entender lo que aquella noche significó para mí.
Te amo.
En ese momento comprendí la importancia de decir a tiempo: "TE AMO" y de darles a nuestros seres queridos el espacio que se merecen; nada en la vida será más importante que Dios y tu familia, dales tiempo, porque ellos no pueden esperar.
lunes, 7 de septiembre de 2009
Hoy… Podré Estar Derribado pero No Destruido
Perseguidos, más no desamparados; abatidos, mas no perecemos; 2 Corintios4:
Por mucho tiempo cuando leía las hazañas y prodigios alcanzados por hombres y mujeres de la Biblia, solo veía las hazañas y la manera como fueron ampliamente usados, pero olvidaba las sombras que a veces les rodearon y sobre todo ignoré como con la ayuda del Señor ellos pudieron vencer.
El Apóstol Pablo da a conocer a la Iglesia de Corinto parte de ese lado oscuro que rodeó a veces su vida, pero en medio de esas sombras él habla de rayos de esperanza cuando dijo: Estamos perseguidos más no desamparados, estamos abatidos, más no perecemos , estamos derribados pero no destruidos. Hoy quiero anhelo tener esa visión clara de la vida.
Hoy recuerdo otro cuadro que la Biblia pinta magistralmente. El pueblo de Israel huyendo de Egipto, el ejercito egipcio detrás en completa y abierta persecución. Los israelitas llegan al mar Rojo. El mar ruge con potencia y fuerza, el ejercito egipcio galopa con amenaza y rugir de odio y amargura, Israel tiembla como si fuera una pluma sacudida por el viento.
Cuando la esperanza parece esfumarse, el socorro llega de lo alto y esa voz potente ordena: “Dile a los hijos de Israel que marchen” y ante la señal de Moisés , el pueblo se lanza por fe en el Mar rojo , sus ojos parecían abrirse y abrirse al contemplar como el mar se abría…habían estado angustiados pero no desesperados, casi derribados pero no destruidos por que el socorro vino de lo alto.
Alguien ha dicho que el diablo podrá poner murallas alrededor de nosotros, pero que jamás podrá poner techo, por lo que siempre habrá esperanza. Así como el arca de Noé tenia una ventana al cielo , así la embarcación de mi vida siempre tendrá ventanilla a los cielos de donde viene mi socorro. Nuestras dificultades son desafíos de Dios y muchas veces él hace que esos desafíos se tornen duros para que nosotros podamos escalarlos sin problemas.
En la providencia de Dios cada hora nos capacita para posibilidades más altas en el mundo de la fe. Nosotros estamos empujados por cada emergencia para encontrar lo mejor de Dios. Se que hoy es la hora de Dios para mi vida. Como Jacob, iré a través de una noche en Peniel para no ser mas el confundido Jacob y llegar a ser el Victorioso Israel.
Señor, Gracias porque contigo yo siempre tendré una fresca y nueva oportunidad. Oh Padre, hoy puedo ver que en tu camino cada dificultad o problema realmente es un desafió, para encontrar lo mejor de ti, disponible para mi. Señor , algunas veces yo pierdo ante mis propios ojos el propósito claro que tienes para mi. Se que cada emergencia que encuentre hoy, me impulsará a encontrar lo mejor de ti. Amén.
Dr. Serafìn Contreras Galeano.
Por mucho tiempo cuando leía las hazañas y prodigios alcanzados por hombres y mujeres de la Biblia, solo veía las hazañas y la manera como fueron ampliamente usados, pero olvidaba las sombras que a veces les rodearon y sobre todo ignoré como con la ayuda del Señor ellos pudieron vencer.
El Apóstol Pablo da a conocer a la Iglesia de Corinto parte de ese lado oscuro que rodeó a veces su vida, pero en medio de esas sombras él habla de rayos de esperanza cuando dijo: Estamos perseguidos más no desamparados, estamos abatidos, más no perecemos , estamos derribados pero no destruidos. Hoy quiero anhelo tener esa visión clara de la vida.
Hoy recuerdo otro cuadro que la Biblia pinta magistralmente. El pueblo de Israel huyendo de Egipto, el ejercito egipcio detrás en completa y abierta persecución. Los israelitas llegan al mar Rojo. El mar ruge con potencia y fuerza, el ejercito egipcio galopa con amenaza y rugir de odio y amargura, Israel tiembla como si fuera una pluma sacudida por el viento.
Cuando la esperanza parece esfumarse, el socorro llega de lo alto y esa voz potente ordena: “Dile a los hijos de Israel que marchen” y ante la señal de Moisés , el pueblo se lanza por fe en el Mar rojo , sus ojos parecían abrirse y abrirse al contemplar como el mar se abría…habían estado angustiados pero no desesperados, casi derribados pero no destruidos por que el socorro vino de lo alto.
Alguien ha dicho que el diablo podrá poner murallas alrededor de nosotros, pero que jamás podrá poner techo, por lo que siempre habrá esperanza. Así como el arca de Noé tenia una ventana al cielo , así la embarcación de mi vida siempre tendrá ventanilla a los cielos de donde viene mi socorro. Nuestras dificultades son desafíos de Dios y muchas veces él hace que esos desafíos se tornen duros para que nosotros podamos escalarlos sin problemas.
En la providencia de Dios cada hora nos capacita para posibilidades más altas en el mundo de la fe. Nosotros estamos empujados por cada emergencia para encontrar lo mejor de Dios. Se que hoy es la hora de Dios para mi vida. Como Jacob, iré a través de una noche en Peniel para no ser mas el confundido Jacob y llegar a ser el Victorioso Israel.
Señor, Gracias porque contigo yo siempre tendré una fresca y nueva oportunidad. Oh Padre, hoy puedo ver que en tu camino cada dificultad o problema realmente es un desafió, para encontrar lo mejor de ti, disponible para mi. Señor , algunas veces yo pierdo ante mis propios ojos el propósito claro que tienes para mi. Se que cada emergencia que encuentre hoy, me impulsará a encontrar lo mejor de ti. Amén.
Dr. Serafìn Contreras Galeano.
Claves para el Éxito
Es mucho mejor ser agresivos en tomar decisiones y arriesgarnos a equivocarnos que agonizar por largo tiempo y estar correctos muy tarde. --Marilyn Moats Kennedy
Enfrentemos nuestros obstáculos y hagamos algo con ellos.
Descubriremos que no son la mitad de difíciles que pensamos
que eran. --Norman Vincent Peale
Nunca confundamos el movimiento con la acción. --Ernest
Hemingway
Lo que hagamos hoy puede cambiar el curso de nuestra vida
futura. Hoy es crítico. Hoy realmente cuenta. --Ralph S.
Marston, Jr.
Lo que hemos hecho por nosotros mismos solamente se muere
con nosotros; lo que hemos hecho por otros y el mundo
permanece y es inmortal. --Albert Pike
La verdad del asunto es que siempre sabemos lo correcto que
hay que hacer. Lo difícil es hacerlo. --Norman Schwarzkopf
Si consistentemente hacemos lo mejor que podemos, con
integridad, nos lamentaremos menos y avanzaremos con mayor
facilidad. --Brian Koslow
Siempre hay dos maneras de regar luz: siendo la lámpara o
el espejo que la refleja. --Edith Wharton
He descubierto que siempre tenemos dos opciones y algunas
veces, es tan sólo una opciòn de actitud. --Judith M.
Knowlton
Sonriamos el uno al otro, sonriámosle a nuestro cónyuge,
sonriámosle a nuestro niños, sonriamos el uno al otro --no
importa quién sea-- y eso nos ayudará a crecer en amor el
uno por el otro. --Madre Teresa
Los campeones no se hacen en los gimnasios. Los campeones
se hacen de algo que llevan muy dentro de sí mismos: un
deseo, un sueño, una visión. --Muhammad Ali
El gozo no compartido es una vela sin prender. --Proverbio
Español
Nunca hay demasiada gente a lo largo de la "milla extra".
--Wayne Dyer
Dónde hemos estado no es ni la mitad de lo importante de
hacia dónde nos dirigimos. --Anónimo
¿Por qué no atrevernos a colgarnos de una rama? ¿No es
allí donde está el fruto? --Frank Scully
Mi consejo para ustedes es que no preguntemos por qué sí o
por qué no, sino que disfrutemos nuestro helado mientras
esté en nuestro plato. --Thornton Wilder
El carácter es la habilidad de mantenerse firme en una
decision mucho tiempo después de que la emoción con que se
tomó se ha disipado. --Brian Tracy
Nuestra filosofía no se expresa mejor con palabras: se
expresa en las escogencias que hacemos. A largo plazo,
moldeamos nuestras vidas y a nosotros mismos. El proceso
nunca acaba hasta que morimos. Y, las escogencias que
hacemos son, en última instancia, nuestra responsabilidad.
--Eleanor Roosevelt
El hombre que ve al mundo a los cincuenta de la misma
manera que lo veía a los veinte, ha desperdiciado treinta
años de su vida. --Muhammad Alí
La mente es como el estómago. No cuenta tanto lo que le
metemos, sino cuánto digiere. --A. J. Nock
Cuando un amigo está en problemas, no le molestemos
preguntándole si podemos hacer algo por él o ella.
Pensemos en algo apropiado y hagámoslo. --Edgar Watson Howe
Para lograr grandes cosas necesitamos vivir como si nunca
fuésemos a morir. --Marquis de Vauvenargues
El misterio genera asombro y el asombro es la base del
deseo del hombre por entender. --Neil Armstrong
Lo único que se interpone entre un hombre y lo que quiere
en la vida es a menudo la voluntad de intentarlo y la fe
para creer que es posible. --Richard M. DeVos
El valor es el temor que aguanta un minuto más. --Thomas
Fuller
Si desarrollamos los hábitos del éxito, haremos del éxito
un hábito. --Michael E. Angier
Siempre estoy haciendo cosas que no puedo hacer, así es
como logro hacerlas. --Pablo Picasso
Fracaso: Unos pocos errores de juicio repetidos cada día.
Éxito: unas cuantas disciplinas sencillas practicadas cada
día. --E. James Rohn
Alguien está sentado en la sombra hoy porque algún otro
plantó un árbol tiempo atrás. --Warren Buffett
Cuando duele demasiado mirar atrás y estamos demasiado
temerosos de avanzar, miremos a nuestro lado y nuestro
mejor amigo estará allí. --Desconocido
Un hombre sin propósito es como un barco sin timón.
--Thomas Carlyle
El más grande éxito en la vida está en caminar mano a mano con Dios y en ponerle en primer lugar en nuestro corazón. Cuando Dios es nuestro amigo y Salvador, entonces las cosas cambian de enfoque y podemos mirar más alla del horizonte.
"Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí.
"Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada.
El que no permanece en mí es desechado y se seca, como las ramas que se recogen, se arrojan al fuego y se queman.
Enfrentemos nuestros obstáculos y hagamos algo con ellos.
Descubriremos que no son la mitad de difíciles que pensamos
que eran. --Norman Vincent Peale
Nunca confundamos el movimiento con la acción. --Ernest
Hemingway
Lo que hagamos hoy puede cambiar el curso de nuestra vida
futura. Hoy es crítico. Hoy realmente cuenta. --Ralph S.
Marston, Jr.
Lo que hemos hecho por nosotros mismos solamente se muere
con nosotros; lo que hemos hecho por otros y el mundo
permanece y es inmortal. --Albert Pike
La verdad del asunto es que siempre sabemos lo correcto que
hay que hacer. Lo difícil es hacerlo. --Norman Schwarzkopf
Si consistentemente hacemos lo mejor que podemos, con
integridad, nos lamentaremos menos y avanzaremos con mayor
facilidad. --Brian Koslow
Siempre hay dos maneras de regar luz: siendo la lámpara o
el espejo que la refleja. --Edith Wharton
He descubierto que siempre tenemos dos opciones y algunas
veces, es tan sólo una opciòn de actitud. --Judith M.
Knowlton
Sonriamos el uno al otro, sonriámosle a nuestro cónyuge,
sonriámosle a nuestro niños, sonriamos el uno al otro --no
importa quién sea-- y eso nos ayudará a crecer en amor el
uno por el otro. --Madre Teresa
Los campeones no se hacen en los gimnasios. Los campeones
se hacen de algo que llevan muy dentro de sí mismos: un
deseo, un sueño, una visión. --Muhammad Ali
El gozo no compartido es una vela sin prender. --Proverbio
Español
Nunca hay demasiada gente a lo largo de la "milla extra".
--Wayne Dyer
Dónde hemos estado no es ni la mitad de lo importante de
hacia dónde nos dirigimos. --Anónimo
¿Por qué no atrevernos a colgarnos de una rama? ¿No es
allí donde está el fruto? --Frank Scully
Mi consejo para ustedes es que no preguntemos por qué sí o
por qué no, sino que disfrutemos nuestro helado mientras
esté en nuestro plato. --Thornton Wilder
El carácter es la habilidad de mantenerse firme en una
decision mucho tiempo después de que la emoción con que se
tomó se ha disipado. --Brian Tracy
Nuestra filosofía no se expresa mejor con palabras: se
expresa en las escogencias que hacemos. A largo plazo,
moldeamos nuestras vidas y a nosotros mismos. El proceso
nunca acaba hasta que morimos. Y, las escogencias que
hacemos son, en última instancia, nuestra responsabilidad.
--Eleanor Roosevelt
El hombre que ve al mundo a los cincuenta de la misma
manera que lo veía a los veinte, ha desperdiciado treinta
años de su vida. --Muhammad Alí
La mente es como el estómago. No cuenta tanto lo que le
metemos, sino cuánto digiere. --A. J. Nock
Cuando un amigo está en problemas, no le molestemos
preguntándole si podemos hacer algo por él o ella.
Pensemos en algo apropiado y hagámoslo. --Edgar Watson Howe
Para lograr grandes cosas necesitamos vivir como si nunca
fuésemos a morir. --Marquis de Vauvenargues
El misterio genera asombro y el asombro es la base del
deseo del hombre por entender. --Neil Armstrong
Lo único que se interpone entre un hombre y lo que quiere
en la vida es a menudo la voluntad de intentarlo y la fe
para creer que es posible. --Richard M. DeVos
El valor es el temor que aguanta un minuto más. --Thomas
Fuller
Si desarrollamos los hábitos del éxito, haremos del éxito
un hábito. --Michael E. Angier
Siempre estoy haciendo cosas que no puedo hacer, así es
como logro hacerlas. --Pablo Picasso
Fracaso: Unos pocos errores de juicio repetidos cada día.
Éxito: unas cuantas disciplinas sencillas practicadas cada
día. --E. James Rohn
Alguien está sentado en la sombra hoy porque algún otro
plantó un árbol tiempo atrás. --Warren Buffett
Cuando duele demasiado mirar atrás y estamos demasiado
temerosos de avanzar, miremos a nuestro lado y nuestro
mejor amigo estará allí. --Desconocido
Un hombre sin propósito es como un barco sin timón.
--Thomas Carlyle
El más grande éxito en la vida está en caminar mano a mano con Dios y en ponerle en primer lugar en nuestro corazón. Cuando Dios es nuestro amigo y Salvador, entonces las cosas cambian de enfoque y podemos mirar más alla del horizonte.
"Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí.
"Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada.
El que no permanece en mí es desechado y se seca, como las ramas que se recogen, se arrojan al fuego y se queman.
jueves, 27 de agosto de 2009
El valor del tiempo
Para darse cuenta del valor de un año,
Pregúntale a un estudiante que ha fallado en un examen final.
Para darse cuenta del valor de un mes,
Pregúntale a una madre que ha dado a luz a un bebe prematuro.
Para darse cuenta del valor de una semana,
Pregúntale al editor de un diario semanal.
Para darse cuenta del valor de una hora,
Pregúntale a los novios que esperan para verse.
Para darse cuenta del valor de un minuto,
Pregúntale a la persona que ha perdido el tren, el autobús o el avión.
Para darse cuenta del valor de un segundo,
Pregúntale a la persona que ha sobrevivido de un accidente.
Para darse cuenta del valor de un milisegundo,
Pregúntale a la persona que ha ganado una medalla de plata en las olimpiadas.
“El tiempo no espera a nadie, Atesora cada momento que tengas.
lo atesoras mas cuando puedes compartirlo ……..con alguien especial”
Ya termino un año. Que hiciste en el año que termina?
Cuál ha sido el producto de tu vida?
Le diste a Dios gran parte de tu tiempo o simplemente lo gastaste?
Comienza de nuevo. Nunca es tarde si se quiere. Da el primer paso y Dios se acercará a ti.
Pregúntale a un estudiante que ha fallado en un examen final.
Para darse cuenta del valor de un mes,
Pregúntale a una madre que ha dado a luz a un bebe prematuro.
Para darse cuenta del valor de una semana,
Pregúntale al editor de un diario semanal.
Para darse cuenta del valor de una hora,
Pregúntale a los novios que esperan para verse.
Para darse cuenta del valor de un minuto,
Pregúntale a la persona que ha perdido el tren, el autobús o el avión.
Para darse cuenta del valor de un segundo,
Pregúntale a la persona que ha sobrevivido de un accidente.
Para darse cuenta del valor de un milisegundo,
Pregúntale a la persona que ha ganado una medalla de plata en las olimpiadas.
“El tiempo no espera a nadie, Atesora cada momento que tengas.
lo atesoras mas cuando puedes compartirlo ……..con alguien especial”
Ya termino un año. Que hiciste en el año que termina?
Cuál ha sido el producto de tu vida?
Le diste a Dios gran parte de tu tiempo o simplemente lo gastaste?
Comienza de nuevo. Nunca es tarde si se quiere. Da el primer paso y Dios se acercará a ti.
¿Por qué la gente se grita?
Un día un sabio preguntó a sus discípulos lo siguiente:
- ¿Por qué la gente se grita cuando están enojados?
Los hombres pensaron unos momentos:
- Porque perdemos la calma - dijo uno - por eso gritamos
- Pero ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado? - preguntó una vez más ¿No es posible hablarle en voz baja? ¿Por qué gritas a una persona cuando estás enojado?
Los hombres dieron algunas otras respuestas pero ninguna de ellas satisfacía al maestro.
Finalmente él explicó: - Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar, para poder escucharse. Mientras más enojados estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse uno a otro a través de esa gran distancia.
Luego preguntó: - ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran? Ellos no se gritan sino que se hablan suavemente, por qué? Sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña.
Continuó: - Cuando se enamoran más aún, qué sucede? No hablan, sólo susurran y se vuelven aún más cerca en su amor. Finalmente no necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo. Así es cuan cerca están dos personas cuando se aman.
Luego el sabio concluyó: Cuando discutan no dejen que sus corazones se alejen, no digan palabras que los distancien más, llegará un día en que la distancia sea tanta que no encontrarán más el camino de regreso.
Proverbios 15:1 "La respuesta suave quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor."
- ¿Por qué la gente se grita cuando están enojados?
Los hombres pensaron unos momentos:
- Porque perdemos la calma - dijo uno - por eso gritamos
- Pero ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado? - preguntó una vez más ¿No es posible hablarle en voz baja? ¿Por qué gritas a una persona cuando estás enojado?
Los hombres dieron algunas otras respuestas pero ninguna de ellas satisfacía al maestro.
Finalmente él explicó: - Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar, para poder escucharse. Mientras más enojados estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse uno a otro a través de esa gran distancia.
Luego preguntó: - ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran? Ellos no se gritan sino que se hablan suavemente, por qué? Sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña.
Continuó: - Cuando se enamoran más aún, qué sucede? No hablan, sólo susurran y se vuelven aún más cerca en su amor. Finalmente no necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo. Así es cuan cerca están dos personas cuando se aman.
Luego el sabio concluyó: Cuando discutan no dejen que sus corazones se alejen, no digan palabras que los distancien más, llegará un día en que la distancia sea tanta que no encontrarán más el camino de regreso.
Proverbios 15:1 "La respuesta suave quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor."
SOLO PARA AMIGOS
Dos hombres, los dos moribundamente enfermos, ocupaban la misma habitación de un hospital. Uno de los dos podía sentarse en su cama durante una hora cada mediodía a fin de evacuar los fluídos de sus pulmones. Su cama estaba al lado de la única ventana de la habitación. El otro hombre debía pasar sus días tumbado sobre su espalda.
Los dos hombres hablaban durante horas. Hablaban de sus esposas, de su familia, de su casa, sus aventuras, de sus empleos, de su participación en el servicio militar y donde habían estado de en diferentes vacaciones. Y cada mediodía, cuando el hombre que se sentaba cerca de la ventana, pasaba el tiempo describiendo a su compañero de habitación todo lo que podía divisar hacia afuera, a través de esa ventana.
El hombre en la otra cama empezó a vivir por estos períodos de una hora en los que su mundo era ampliado, entusiasmado y animado por todas las actividades y colores del mundo exterior. "Desde la habitación, la vista daba a un parque con un hermoso lago. Los patos y los cisnes jugaban en el agua, mientras que los niños hacían navegar sus barcos de miniatura en las cristalinas aguas de una inmensa fuente de mármol rústico y blanco
Los jóvenes enamorados paseaban abrazados entre las flores de todos los colores del arco iris. Grandes árboles decoraban el paisaje y una hermosa vista de la silueta de la ciudad se podía percibir en el horizonte." Mientras que el hombre cerca de la ventana describía todo esto con detalles exquisitos, el otro hombre cerraba sus ojos e imaginaba la pintoresca escena. Otro mediodía, el hombre cerca de la ventana describió un desfile que pasaba por allí. Ya que el hombre yacente al otro lado; no podía oír la orquesta, sin embargo podía verla con el ojo de su imaginación, dada la descripción llena de palabras poéticas y precisas de su compañero.
Una mañana, la enfermera de día llegó para traer el agua de los lavabos y descubrió el cuerpo yacente sin vida del hombre que estaba cerca de la ventana se había apagado apaciblemente durante su sueño. Entristecida, pidió ayuda para llevarse el cuerpo. Y, en cuanto sintió que era el momento propicio, el otro hombre pidió si él podía ser desplazado hacia la ventana del cuarto. La enfermera se alegró de poder complacerle y, después de asegurarse de que estaba cómodamente instalado, lo dejó solo. De forma lenta, se alzó pobremente sobre un codo para echar un primer vistazo. Al fin tendría la alegría de ver por sí mismo todo lo que su compañero con tanta dedicación había sabido describir, pero...¡Todo lo que vieron sus ojos fue un gran muro! "¿Por qué su compañero muerto le había descripto tantas maravillas mientras que no había nada?" Al comentarle a la enfermera su triste hallazgo, ella musitante murmuró: "Puede ser que él simplemente haya querido darte lo mejor de sí mismo, ánimos y buena voluntad, ¿sabes ? él era ciego".
Hay una felicidad inmensa en hacer felices a los demás a despecho de las propias limitaciones e inhibiciones. La pena compartida es la mitad del dolor pero la alegría, una vez compartida, es doble. Si quieres sentirte rico no tienes más que contar y compartir todas aquellas cosas que posees y que el dinero no puede comprar. Hoy es un regalo, por eso se llama "presente".
Los dos hombres hablaban durante horas. Hablaban de sus esposas, de su familia, de su casa, sus aventuras, de sus empleos, de su participación en el servicio militar y donde habían estado de en diferentes vacaciones. Y cada mediodía, cuando el hombre que se sentaba cerca de la ventana, pasaba el tiempo describiendo a su compañero de habitación todo lo que podía divisar hacia afuera, a través de esa ventana.
El hombre en la otra cama empezó a vivir por estos períodos de una hora en los que su mundo era ampliado, entusiasmado y animado por todas las actividades y colores del mundo exterior. "Desde la habitación, la vista daba a un parque con un hermoso lago. Los patos y los cisnes jugaban en el agua, mientras que los niños hacían navegar sus barcos de miniatura en las cristalinas aguas de una inmensa fuente de mármol rústico y blanco
Los jóvenes enamorados paseaban abrazados entre las flores de todos los colores del arco iris. Grandes árboles decoraban el paisaje y una hermosa vista de la silueta de la ciudad se podía percibir en el horizonte." Mientras que el hombre cerca de la ventana describía todo esto con detalles exquisitos, el otro hombre cerraba sus ojos e imaginaba la pintoresca escena. Otro mediodía, el hombre cerca de la ventana describió un desfile que pasaba por allí. Ya que el hombre yacente al otro lado; no podía oír la orquesta, sin embargo podía verla con el ojo de su imaginación, dada la descripción llena de palabras poéticas y precisas de su compañero.
Una mañana, la enfermera de día llegó para traer el agua de los lavabos y descubrió el cuerpo yacente sin vida del hombre que estaba cerca de la ventana se había apagado apaciblemente durante su sueño. Entristecida, pidió ayuda para llevarse el cuerpo. Y, en cuanto sintió que era el momento propicio, el otro hombre pidió si él podía ser desplazado hacia la ventana del cuarto. La enfermera se alegró de poder complacerle y, después de asegurarse de que estaba cómodamente instalado, lo dejó solo. De forma lenta, se alzó pobremente sobre un codo para echar un primer vistazo. Al fin tendría la alegría de ver por sí mismo todo lo que su compañero con tanta dedicación había sabido describir, pero...¡Todo lo que vieron sus ojos fue un gran muro! "¿Por qué su compañero muerto le había descripto tantas maravillas mientras que no había nada?" Al comentarle a la enfermera su triste hallazgo, ella musitante murmuró: "Puede ser que él simplemente haya querido darte lo mejor de sí mismo, ánimos y buena voluntad, ¿sabes ? él era ciego".
Hay una felicidad inmensa en hacer felices a los demás a despecho de las propias limitaciones e inhibiciones. La pena compartida es la mitad del dolor pero la alegría, una vez compartida, es doble. Si quieres sentirte rico no tienes más que contar y compartir todas aquellas cosas que posees y que el dinero no puede comprar. Hoy es un regalo, por eso se llama "presente".
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