LA GOTERA
Luigi Valente
¿Has escuchado alguna vez la insistencia de una gotera que se diluye en la eternidad?
Gota a gota, el ritmo cadencioso se come mi silencio y lo convierte en un pesar desesperante y amargo que busca alejarme del semblante tranquilo que cubre mis emociones, si no feliz, tranquilo.
Así tu desnudez altisonante golpea como una gotera el metal que cubre mi alma. Perpetuo goteo que me atormenta, que me destruye, que me hace dejar a un lado mi presente para revolcarme en las olas de un pasado blanco que se funde con el negro del rencor.
Cada gota es un momento que prefiero olvidar, cada gota es una sonrisa que ha mutado hasta convertirse en un grito impaciente que busca regresar el tiempo y a la vez morir. ¿Existe solución? ¿Es la muerte el camino?.
Es tan enérgico el acompasado vaivén de la gotera, que mi corazón parece darse por vencido. Noches sin despojarme de tu rostro venusto y arriesgado, días que se dividen en segundos malditos que torturan mi ser.
En el intento por detener el gotear de tu omnipresencia, se hace latente la imposibilidad de evitarte, no hay solución, la gotera seguirá en mi corazón.
Luigi Valente
¿Has escuchado alguna vez la insistencia de una gotera que se diluye en la eternidad?
Gota a gota, el ritmo cadencioso se come mi silencio y lo convierte en un pesar desesperante y amargo que busca alejarme del semblante tranquilo que cubre mis emociones, si no feliz, tranquilo.
Así tu desnudez altisonante golpea como una gotera el metal que cubre mi alma. Perpetuo goteo que me atormenta, que me destruye, que me hace dejar a un lado mi presente para revolcarme en las olas de un pasado blanco que se funde con el negro del rencor.
Cada gota es un momento que prefiero olvidar, cada gota es una sonrisa que ha mutado hasta convertirse en un grito impaciente que busca regresar el tiempo y a la vez morir. ¿Existe solución? ¿Es la muerte el camino?.
Es tan enérgico el acompasado vaivén de la gotera, que mi corazón parece darse por vencido. Noches sin despojarme de tu rostro venusto y arriesgado, días que se dividen en segundos malditos que torturan mi ser.
En el intento por detener el gotear de tu omnipresencia, se hace latente la imposibilidad de evitarte, no hay solución, la gotera seguirá en mi corazón.
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